Wetaca, la empresa creada por el masterchef Efrén Álvarez, gana el premio de ICADE para emprendedores
- Ofrece comida casera a domicilio, en raciones individuales de unos 5 euros
elEconomista.es
Efrén Álvarez participó en la primera edición del programa de cocina Masterchef, el conocido programa de cocina de TVE. Tras su estancia en el concurso, y tras una experiencia laboral en el prestigioso restaurante Abac, del cher Jordi Cruz, empezó a desarrollar la idea de Wetaca, una empresa que ofrece comida casera a domicilio. Lanzado junto a su socio Andrés Casal, el proyecto ha sido galardonado con el primer premio del X Proyecto Empresarial del Club Empresarial ICADE.
El primer premio, dotado con 25.000 euros (uno de los más importantes de España por peso económico), les alcanza en plena etapa de expansión del negocio. Un empujón económico que les vendrá muy bien. "Aunque seamos un e-commerce, hay mucho soporte físico en el que hace falta invertir", explica Efrén, en una entrevista en la revista de la Universidad Pontificia Comillas. "Aquí nos hace falta espacio de cámaras, maquinaria... las cosas de una empresa tradicional", concreta.
Wetaca ofrece comida casera a domicilio, hecha "con el cuidado de una madre y la técnica de un restaurante de alta cocina". Envasan la comida en porciones individuales, que tienen un precio medio de cinco euros. "Nos dimos cuenta de que la alimentación es un quebradero de cabeza para los trabajadores. No existe ninguna solución óptima que consiguiese la satisfacción plena del usuario", explican.
Nació en la cocina de su piso
Con la decisión de emprender ya tomado, compraron una envasadora al vacío con el premio que Efrén había ganado en Masterchef, y empezaron a hacer pruebas en su propio piso. El objetivo era lograr un producto que se pudiera conservar unos días en la nevera y que al recalentarlo estuviese tan bueno como recien hecho. "Probamos de todo: hicimos lentejas que se hinchaban, solomillos como suelas de zapato...". La solución llegó con el concepto 'Cook & Chill' (cocina en línea fría), que consiste en cocinar el producto, envasarlo y bajar rápido su temperatura para que no se estropee.
Tras dos meses y medio probando empezaron a llegar los resultados. Ya tenían el Producto Mínimo Viable. En noviembre empezaron a ofrecer sus servicios a gente cercana, recibiendo ocho pedidos. El objetivo no era ganar dinero, sino aprender, con el sabor como principal protagonista.
Durante semanas estuvieron haciendo los repartos en sus propios vehículos, lo que también les servía para recibir el feedback directamente, y conocer que debían mantener y el qué cambiar.
Justo antes de Navidad alcanzaron el número máximo de pedidos que podían servir con sus materiales, por lo que invirtieron los beneficios en herramientas profesionales. Por las limitaciones propias de cocinar en casa se marcaron un límite de 30 clientes por semana, que alcanzaron muchas veces. Tras siete meses vendiendo, en junio cerraron la producción casera.
Menú dinámico
Cada semana elaboran un menú dinámico y equilibrado, compuesto por platos principales, guarniciones y algunos postres. Apuestan por materias primas de calidad, buscando un sabor excelente y un equilibrio entre los ingredientes.