Elecciones Generales 20D
La papeleta de Pedro Sánchez: un enterrador en el purgatorio
Carlos Mier
"Histórico". Eso es. Nueve letras, cuatro sílabas y 90 pírricos diputados después, Pedro Sánchez fruncía ceño satisfecho este domingo en Ferraz, aparentemente contento y rodeado de sonrisas, ante el peor resultado -en efecto, el peor de la historia- del PSOE en sus 38 años concurriendo a elecciones. "Hemos hecho presente, y el futuro es nuestro". Noche electoral, esa droga dura. Especial 20D. EN DIRECTO | Reacciones a las Elecciones Generales.
Frases pronunciadas con 20 diputados, veinte, de diferencia negativa sobre la hecatombe -histórica, también, por supuesto- del 'Rubalcabazo' de hace cuatro años. Con Podemos respirando nucas a punto y medio en votos y 'sorpasseando' alegre en la España de la periferia bilingüe. Y en Madrid (qué cosas).
Así, como el que no quiere la cosa, los socialistas de Sánchez han izado banderas descoloridas al viento Sur, dando gracias al amigo D'Hont y a la endeble salud que aún le proporcionan sus pulmones andaluz y extremeño, que insuflan ese aire justo y necesario para no precipitar dimisiones inmediatas. Solo Éolo sabe hasta cuándo.
Lo que fue mucho más que suficiente para acabar con el eterno ministro socialista, líder de saldo y circunstancias tras el Zapaterismo, ahora vale para Sánchez. Al menos de momento. La sensación es que el resultado ha tocado el suelo electoral de los 90 escaños -hace unos meses eran los 100- pero también que el secretario genérico, y también general, puede seguir unos pasos hacia su abismo particular. Dos meses y medio más por lo menos. Y a ver qué pasa.
El enterrador
Es brocha gorda, desde luego, pero en la nueva habitación electoral, con ladrillo visto multicolor, es necesario tirar de ideas fundamentales y simples, por qué no decirlo. Pedro y 'su' PSOE tienen una papeleta interesante, por usar eufemismo rebajador de tensiones, y la abstención socialista en las sesiones de investidura que nos quedan por delante es la única carta que le queda al Partido Popular para formar gobierno en minoría absolutísima. Es así de crudo, pero es lo que hay. El bipartidismo ha perdido 83 diputados y 5,5 millones de votos (solo el PP ha dejado 63 escaños con su peor resultado desde Alianza Popular) pero entre ambos aún concentran el 50% de los votos.
La idea de observar a los dos partidos tradicionales abrazados y hundiéndose en las arenas movedizas de la ideología provocaría el más absoluto de los festejos del bloque emergente y en el de los nacionalismos -que ya tienen de nacionalismo solo la puntita- en una legislatura que se arrastraría herida de muerte los meses que le hicieran falta a la Troika. Pero quizás eso no vaya a pasar y a Sánchez no le quepa el traje de enterrador. O le quede demasiado holgado.
Por si las moscas, los socialistas niegan tres veces con el gallo de fondo, pero con la boca pequeña. Para ellos, es el Partido Popular el que "tiene que formar Gobierno". Y ni Sánchez, ni Susana Díaz, ni Rafael Simancas en su aparición televisiva estelar de este domingo han dicho 'No' tajantemente a investir a Rajoy o a la cabeza que no tenga la obligación de rodar por el bien de España en el tiempo de descuento de la última votación. Solo "diálogo", "liderazgo del cambio" y demás largas antes de que empiecen a arder los teléfonos a partir de este lunes. Quizás algunos números sean de partidos políticos, quizás otros sean de personas cuyos nombres no aparecen en las papeletas.
El purgatorio
Otra de las opciones de Sánchez, si cabe aún más peligrosa, es liarse la manta a la cabeza y tratar de formar un Gobierno de izquierdas con apoyos nacionalistas. Arduo camino. Camelar a tres, cuatro o incluso cinco formaciones para que den un 'sí quiero' a cambio de cosas. Demasiada democracia para ser cierta. Podemos y sus 69 se han hartado de negar la mayor si era en posición débil. Pero cosas más raras se han visto.
Y aquí se abre la tercera y última opción para Sánchez. Dos mesecitos de dimes y diretes, de reubicación de lo poco que se pueda reubicar y vuelta a empezar. Clamar por el voto útil o algún mantra semejante y tratar de mejorar resultado en unas nuevas elecciones. El purgatorio.
Dicen muchos que esta España es ingobernable, por más que veinte países de la Unión Europea gobiernen con coaliciones. Tal vez nuestra democracia por fin haya cumplido la mayoría de edad y el pueblo haya hablado clamando por el diálogo y el entendimiento. Y puede que la campaña electoral haya empezado justo en el momento en el que acababa el recuento. Nos quedan un par de meses entretenidos por delante. Yo de ustedes, no me lo perdería.