Estados Unidos

Holmes, un psicótico o un impostor

    James Holmes, el asesino de Denver.


    ¿Vendrías a visitarme a la cárcel?, era la pregunta que encontraban los usuarios del sitio web para encuentros sexuales Adult Friend Finder al toparse con el perfil de James Eagan Holmes: un tipo de 24 años, ojos claros, cabello teñido de color naranja y residente en Aurora, Colorado (Estados Unidos). ¿Su interés? Conversar antes que tener sexo. O al menos eso le dijo al portal de noticias sobre famosos TMZ una mujer que lo contactó.

    Eran los primeros días de junio de este año y Holmes, en medio de la soledad que lo caracterizaba, enterraba poco a poco al estudiante inteligente que muchos de sus compañeros recuerdan, un joven brillante que preparaba un doctorado en neurociencias en la Universidad de Colorado gracias a una beca de USD26 000.

    En la mente del muchacho al que sus maestros de la Universidad de California (donde estudió previamente) han descrito como lo mejor de lo mejor, ya tomaba forma el villano que habría de perpetrar la peor matanza en suelo estadounidense en cinco años; una escena de horror que dejó 12 muertos y 58 heridos en un cine que presentaba una función de la más reciente película de Batman, el pasado 20 de julio.

    El lunes 23, el mundo vio a ese mismo Holmes comparecer ante un estrado judicial en Colorado. El villano ahora lucía desubicado, ido. Incluso, estuvo a punto de dormirse durante la audiencia. Parecía ajeno a lo que sucedía, como si el hombre de traje naranja fuera de nuevo el retraído, tímido y gris James Holmes y no la versión macabra del Guasón que él mismo creó y alimentó en medio de su aislamiento.