Editoriales

Un optimismo con bases razonables



    Tras el soberano tropiezo de la exvicepresidenta Elena Salgado al hablar de "brotes verdes" a las puertas de la recesión más larga de la España democrática, todo anuncio del final de la crisis debe tomarse con cautela. No obstante, en 2015, son varios los factores que permiten un optimismo razonable. Un crecimiento de más del 2% resulta factible, a caballo del crudo barato y el euro débil. Además, la modorra europea se verá disipada con el probable programa de compra masiva de activos del BCE. Conviene, sin embargo, mantener la guardia alta ante un PIB mundial que vuela con un solo motor (EEUU) y ante el amplio repertorio de riesgos internos que España presenta como la deflación, el auge del populismo o el secesionismo.