Editoriales

Los empresarios piden más a Rajoy



    Hablar de la situación económica que presentará la España de 2017-2018 es siempre arriesgado, con independencia de que lo haga el Gobierno o los empresarios. No obstante, los pronósticos que ambos bosquejan son interesantes, no tanto porque sean más o menos realizables, sino debido a que delatan dos temples o actitudes opuestos a la hora de afrontar el futuro.

    Por un lado, el Ejecutivo presentó en su último Programa de Estabilidad una España en 2017 desoladoramente semejante a la actual, con la deuda pública en el 98,5% del PIB y la tasa de paro en el 19,8%. Para esa misma época, el Consejo Empresarial de la Competitividad, que agrupa a las 18 mayores empresas españolas, ve posible en 2018 un país en el que el porcentaje de desempleados se sitúe en el 10,4% y el sector público gaste 30.000 millones menos que en la actualidad.

    Si ambos escenarios están en las antípodas se debe a que en los pronósticos de los empresarios las reformas aún operan, y lo hacen en el más amplio de los sentidos, ya que instan a actuar a la vez en los ámbitos educativo, fiscal, energético, de I+D...

    Sin tener que remontarse a cuatro años vista, la encuesta anual de la Empresa Familiar, muestra cómo también en la actualidad los bríos de la clase empresarial se estrellan contra la pasividad de los políticos. El sondeo refleja un ascenso de la valoración de la coyuntura puramente económica de 2,2 a 4,26 puntos en un solo año, mientras el parecer sobre la situación política cae a un ínfimo 1,08 sobre 9. El mensaje que las empresas lanzan a Rajoy es claro: cabe hacer más tanto en materia económica como en lucha contra la corrupción. Justo el camino opuesto al que el presidente ha emprendido.