Editoriales
Editorial: El arte de convertir déficit en deuda
A pesar del abaratamiento de la financiación, la deuda del Estado y de las CCAA sigue creciendo. Ese es nuestro problema más grave, que lastra la recuperación e impide reducir el paro más rápidamente. Los datos del Banco de España muestran que en 2013 el pasivo de las CCAA alcanzó el 20,1 por ciento del PIB -206.773- el nivel que estaba previsto alcanzar en 2016.
Algo no funciona en las cuentas públicas y aunque se trate de ocultar sus consecuencia salen a la luz. A pesar de los planes para pagar a proveedores impulsados por Hacienda, algunas CCAA vuelven a acumular deuda con las farmacias. Coincide, y no por casualidad, que las autonomías con más dificultad para reducir el déficit son las que más han aumentado su carga financiera.
La explicación es sencilla: se está aminorando el déficit a costa de aumentar el endeudamiento, porque no se han abordado las reformas precisas. Los ajustes de 2012 fueron meros recortes presupuestarios para salir del paso, pero la reforma de las Administraciones Públicas es más aparente que real en el Estado y no ha llegado a las CCAA.
Es más, tanto la Administración central como las autonomías dan por concluido el trabajo. La consigna en los partidos que gobiernan es que ahora toca prepararse para las elecciones y no para dar malas noticias. Ya se encargarán de hacerlo quienes gobiernen en la próxima legislatura. No es de extrañar que detrás de este arte de convertir déficit en deuda se conforme una profunda decepción ciudadana. Rajoy deja hacer a los barones territoriales, a los que ha prometido que no habrá más medidas impopulares, y deja que pase la oportunidad de solucionar de raíz el desequilibrio de las cuentas públicas.