Editoriales

Editorial: Una tarifa desincentivadora



    La Comisión Nacional de Competencia ya tiene las ofertas que las compañías eléctricas han presentado para los clientes del servicio que quieran optar por una tarifa fija. Según las propuestas presentadas, esta modalidad de pago del recibo de la luz sale un 30% más cara que el precio de mercado, según se obtiene de la comparativa con el mes de abril.

    Existen otras dos opciones de pago: el precio libre del mercado o una modalidad atenuada del mismo, el precio voluntario (el 20% del recibo se fija según los precios horarios del mercado mayorista). Con las tarifas fijas que ofrecen las empresas del sector queda claro que su intención es desanimar a los usuarios para que no opten por un precio estable.

    De esta forma, las eléctricas sortean la salvaguarda legal que el Gobierno abrió para quienes no quieran estar sometidos a la evolución del mercado mayorista, que obliga a las compañías a ofrecer esta modalidad. En pequeños negocios con un elevado consumo de electricidad la tarifa fija podría haber sido una opción interesante, si no presentara una diferencia tan elevada con los precios del mercado. Tiene fundamento que las compañías quieran primar la ley de la oferta y la demanda. También es importante que los usuarios aprendan a adaptar su consumo a los horarios más idóneos con mayor responsabilidad.

    Nada que objetar al respecto. Sin embargo, eso exige un mercado transparente en el que los clientes dispongan de toda la información para decidir con libertad. No parece que ésta sea la situación. Igualmente es necesaria una competencia real en el sector eléctrico. Sin estas condiciones, que es hacia donde hay que ir, la parte más débil -el cliente- está en desventaja.