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Editorial: ¿Es la deflación una amenaza?



    "Si tiene usted miedo a la deflación, inyecte plata" es lo que recomendaría Milton Friedman en estos días en que Europa se plantea esta posible amenaza. La confluencia del toque a rebato de los banqueros alemanes y fineses para que actúe el BCE -algo a lo que se habían opuesto sistemáticamente- ha vuelto a desatar los miedos al fantasma de la japonización.

    "Si tiene usted miedo a la deflación, inyecte plata" es lo que recomendaría Milton Friedman en estos días en que Europa se plantea esta posible amenaza. La confluencia del toque a rebato de los banqueros alemanes y fineses para que actúe el BCE -algo a lo que se habían opuesto sistemáticamente- ha vuelto a desatar los miedos al fantasma de la japonización. Una situación que sería nefasta cuando el crecimiento es todavía muy débil y los Estados de la UE soportan un elevado nivel de deuda.

    La deflación supondría un frenazo para la recuperación y una losa para la deuda, ahora que empieza la reactivación, aunque todavía no hemos salido de la crisis. Esto es lo que opinan los expertos del Ecómetro de KPMG y elEconomista, que prevén un crecimiento del 1 por ciento del PIB para este año que todavía no se trasladará a la economía real. Por ello recomiendan seguir con las reformas porque el camino esta lleno de obstáculos. En España los precios decrecieron dos décimas en marzo.

    No se puede hablar todavía de deflación, siempre que la caída del IPC se limite en el tiempo y sólo se deba a una bajada de la demanda. Otra cuestión es que la caída de precios venga por la reducción de dinero en circulación (M3). Ahí reside el verdadero riesgo de deflación, situación de la que es difícil salir. Por ello, aumentan las presiones sobre el BCE para que inyecte liquidez en la economía que impulse el crédito y anime la demanda. Tarea en la que también se involucran banqueros como Botín, que ayer anunció un aumento de los préstamos en España. El objetivo es acelerar el crecimiento para que la recuperación no se malogre. Esa es la razón por la que todos presionan a Draghi para que el próximo jueves actúe.