Editoriales
Editorial: Qué se juega en Ucrania
La chispa que ha prendido Vladimir Putin en Ucrania se puede convertir en un incendio que destruya la economía y la vida de muchos seres humanos. Ese sería el peor escenario en que podría derivar el conflicto: una guerra que desde Europa y EEUU se intenta evitar a toda costa. Rusia quiere una Ucrania débil y manejable para controlar Crimea. Putin no renuncia a su baza en el Mediterráneo y utilizará la península al norte del mar Negro como herramienta de negociación, junto al temor por la influencia del conflicto en la recuperación económica. Esa podría ser la primera consecuencia si Putin cierra el grifo del gas, que llega a la mitad Este del continente a través de Ucrania.
Sólo Alemania importa tanto gas ruso como todo el que consume España. De momento no se han registrado cortes, pero Ucrania empieza a acumular gas ante la posibilidad de un aumento de precios que se sintió en el azúcar, el trigo y el petróleo. Materias muy sensibles a los tambores de guerra. Las bolsas cayeron a ambos lados del Atlántico y en Rusia donde, pese al empeño de su presidente, no es el momento de emprender aventuras. El rublo se despeñó y hubo que activar una subida de tipos para contener su caída.
Los aliados van a jugar su baza en el terreno económico: sanciones y congelación de cuentas rusas en el exterior. Obama y los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se enfrentan al dilema de ayudar a Kiev y frenar a Putin, antes de que el conflicto, que ha sorprendido a una Europa sin músculo económico y político, dé al traste con la recuperación. Un momento delicado en el que nuestros mandatarios, además de su habitual cautela, deben mostrar decisión para evitar un conflicto de consecuencias humanas y económicas impredecibles.