Editorial: El ajuste, pendiente de la recuperación
Los esfuerzos para reducir el déficit público no han terminado. Sobre el papel se podrían intensificar en los próximos tres años, pues hay que pasar de un desequilibrio presupuestario en 2013 del 6,5% del PIB al 2,8% en 2016. Esto supone una reducción de 37.000 millones, casi la misma cantidad que se ha recortado desde el inicio de la crisis. La diferencia es que no es igual hacer un ajuste en recesión, que obliga a cargar todo el esfuerzo sobre el gasto, que en crecimiento. En este caso, el incremento de la actividad aumenta la recaudación, a lo que se une la bajada de la prima de riesgo que abarata la financiación. Dos elementos en los que confía Montoro para cumplir objetivos y llegar a las elecciones exigiendo menos sacrificios a los ciudadanos.