Editoriales

Editorial: Golpe fiscal a las multinacionales



    La Comisión Europea dio ayer un importante paso contra la ingeniería fiscal de las multinacionales. El mayor problema se ha detectado principalmente en tecnológicas, como Apple, Google o Microsoft. Pero todas aprovechan las lagunas fiscales de la Directiva sobre Compañías Matrices y Subsidiarias, como un coladero para la elusión fiscal. Hasta el punto de que este tipo de compañías declaran la mayor parte de sus ingresos en países como Irlanda, donde es más baja la tributación, y arrojan pérdidas en otros estados, como España, Alemania o Francia, donde tienen una mayor actividad. Se trata de una competencia claramente desleal frente a las empresas locales, que los principales líderes europeos denunciaron ante Bruselas al inicio del pasado verano.

    Parece que las quejas han surtido efecto y el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, les ha escuchado con una diligencia poco habitual en Bruselas. No es para menos, pues preocupa el billón de euros anuales de fraude y evasión fiscal que, con carácter general, se estima que se produce en la Unión Europea. Para poner coto a la ingeniería fiscal de las multinacionales, que no infringen la ley si no que se aprovechan de ella -a esto se le denomina elusión- lo primero es establecer una norma común en el ámbito comunitario. Ello se hará con dos modificaciones de la directiva. Primero se obligará a tributar por los ingresos obtenidos en cada país donde se realice la actividad. Segundo, se acaba con la deducción por los préstamos híbridos entre filiales. Es arduo luchar contra los poderosos equipos fiscales de las multinacionales, pero la obligación de los estados es ponérselo difícil para que tributen como el resto. Esta vez Bruselas sí ha movido ficha.