Editoriales

Editorial: Fin de la tributación por módulos



    El sistema de módulos por el que tributan muchas pymes y autónomos les exime de llevar contabilidad. Hacienda estima indirectamente su tributación en función de factores como el consumo eléctrico, el número de trabajadores, las dimensiones del local o los vehículos y conforme a ello establece una cuota trimestral. Es más sencillo y evita papeleo a la Agencia Tributaria, pero tradicionalmente ha sido un foco de fraude y no siempre resulta beneficioso para quienes optan por este sistema.

    Al inicio de una actividad o cuando la empresa atraviesa dificultades conviene llevar una contabilidad que refleje esta situación para rebajar la tributación. Sin embargo, en tiempos de bonanza una cuota fija permite tributar menos. El fraude se produce porque muchos, que no deberían estar en el sistema por su volumen de negocio, se camuflan en él y desarrollan una parte de actividad en negro.

    Este año se expulsó de los módulos a las pymes y autónomos cuya facturación procediese en más de un 50% de operaciones con otras empresas. El paso que se estudia ahora es sacar del sistema a los que facturen con empresas, con independencia del volumen, y limitar los módulos a quienes facturan al consumidor final.

    Llevar una mínima contabilidad es una exigencia razonable para quien realiza una actividad económica y tiene ventajas adicionales -además de reflejar la realidad del negocio- pues permite a los autónomos acceder a la prestación por cese de actividad. Montoro elige un buen momento para darle la puntilla al sistema de módulos. Las empresas lo aceptarán mejor ahora que muchas están en pérdidas y no les alcanza para pagar impuestos. Hacienda cerca un foco de fraude y contribuye a una mayor competitividad y cultura empresarial.