Editorial: Rajoy cumple con el Parlamento
Ni Rajoy presentará su dimisión ni convocará elecciones anticipadas. La oposición se va de vacaciones sin haber conseguido sus principales objetivos y con la amenaza de moción de censura del PSOE debilitada. Su comparecencia en el Senado aclaró algunos aspectos de las acusaciones vertidas por el extesorero Luis Bárcenas, pero no llegó a despejar otras dudas que planean sobre los mecanismos de financiación del partido y las supuestas donaciones cursadas por algunos empresarios, dirigidas a engrasar la adjudicación de contratos.
Un Rajoy seguro y al ataque no tuvo reparos en reconocer que se equivocó al confiar en un "falso inocente", en referencia a Bárcenas, y restó credibilidad a sus denuncias, cuya resolución dejó en manos de la Justicia. Rajoy sí admitió la existencia de "remuneraciones complementarias", puntualmente declaradas a Hacienda y por lo tanto legales.
Una verificación ya conocida, pero que debería haberse admitido hace tiempo para minimizar el desgaste del Ejecutivo y de forma especial la imagen exterior de España. Obligado por las circunstancias, el aspecto positivo de la intervención de Rajoy quedó reflejado en el Plan de Regeneración Democrática, un ramillete de medidas que persiguen regular la aprobación de las cuentas de los partidos, fiscalizar las donaciones e ingresos, fortalecer la contratación pública y endurecer las penas por delitos de corrupción.
Un proyecto que exigirá el respaldo de un PSOE volcado en intensificar su papel opositor y mejorar sus intenciones de voto. Rajoy estaba obligado a ofrecer explicaciones y su comparecencia es buena tanto para impulsar la democracia como para fortalecer una economía que parece dar sus primeros pasos hacia el crecimiento.