Editorial: Hay que congelar las pensiones
El programa de reformas que presentó la semana pasada Luis de Guindos pretendía dar satisfacción a las demandas exigidas a España por la Comisión Europea. Sólo faltaba un detalle y Olli Rehn, el comisario europeo de Asuntos Económicos, se lo recordó ayer sin más dilación a Mariano Rajoy y a su ministro de Economía.
Falta seguir progresando en la reforma de las pensiones para que la edad de jubilación se establezca en coherencia con la esperanza de vida. En la reforma aprobada en 2011 se incluyó una cláusula de revisión en este sentido. La insistencia de Bruselas se debe a que esta cláusula no se empieza a aplicar hasta el año 2027 y quiere que se adelante.
El Gobierno español trata de sortear el espinoso tema de las pensiones por motivos electorales, pero está claro que nuestros socios europeos tienen buena memoria y una gran preocupación por la deriva que toman los problemas cuando no se abordan a tiempo. La buena salud del sistema de pensiones se resiente con achaques de importancia.
El Ejecutivo debe escoger entre poner remedio a tiempo o dejar, en el más puro estilo Rajoy, que el problema engorde y se ponga en peligro la sostenibilidad de las pensiones. Es incomprensible que no se hayan congelado las pensiones en 2013, por la misma razón que no se ha hecho en 2012.
Montoro, responsable de los presupuestos, debería haber sido el primero en exigirlo, pero no quiere, como Rajoy, que este asunto enturbie las elecciones gallegas, donde una amplia base de votantes son pensionistas. La historia se repite, como en los Presupuestos 2012, cuya aprobación se demoró por los comicios andaluces, y se vuelven a anteponer los intereses políticos a los de los ciudadanos.