Editorial: Amnistía fiscal e inseguridad jurídica
Los pobres resultados de la amnistía fiscal, promovida por Montoro para repatriar dividendos e incentivar la declaración de activos, constatan otra vez el escaso éxito de este tipo de medidas frente al rechazo que suscitan. En julio, apenas se acogieron un centenar de contribuyentes y en agosto se habla de goteo. La regulación del procedimiento y los recursos interpuestos por el PSOE crean muchas dudas a los posibles beneficiarios, que aguardan a un pronunciamiento de los tribunales y a que Hacienda aclare conceptos. El plazo termina en noviembre y todo hace prever que una vez más la amnistía será un fracaso. El problema es que los Presupuestos incluyen unos ingresos de 2.500 millones por este concepto, que el Gobierno tendrá que sacar de otro parte.