Editoriales

Editorial: BMN, un reto difícil



    El sábado terminó el plazo que dio el BE a las entidades financieras para que presentaran proyectos de fusión, si en solitario no podían hacer frente a las provisiones exigidas por la reforma financiera. BMN, surgida de una anterior fusión entre Caja Murcia, Sa Nostra, Caja Granada y Caixa Penedès, ha consumido el plazo sin encontrar pareja. Hasta hace poco, la entidad pretendió hacer la travesía en solitario y, cuando consideró la posibilidad de una fusión, ya era demasiado tarde: se quedó descolgada tras la integración de Ibercaja con Liberbank.

    Tampoco pudo cerrar acuerdos con Unicaja y el Banco Popular, que estaban inmersos en procesos de absorción de otras entidades. El problema es que BMN necesita 1.062 millones para cubrir las provisiones que le exigen los dos decretos de reforma financiera. Un objetivo que, a juicio del Banco de España, se aventura complicado. Ha conseguido ampliar el plazo hasta septiembre para abordar su plan de saneamiento en solitario, pero desde el supervisor se considera que la entidad difícilmente evitará la nacionalización porque la situación económica y del sistema financiero no contribuye a que alcance las metas que se propone. Por la evolución de las cuentas de la entidad en el primer trimestre, para cumplir los objetivos del plan de saneamiento BMN necesitaría una mejora del 20 por ciento del margen de intereses y la obtención de un beneficio de explotación de 133 millones. La solución más viable sería encontrar un comprador que evitase la nacionalización, pero el rescate del sector financiero complica esta posibilidad. BMN es otra muestra de la equivocada política de fusiones que mezcló entidades sanas con otras que arrastraban graves problemas.