Editoriales

Editorial: El BCE afloja la presión



    Bastó con que un miembro del Comité Ejecutivo del BCE, el francés Benoît C?uré, dijera que las actuales tensiones del mercado no están justificadas y que el Banco va a seguir comprando deuda de España si es necesario, para que los mercados entendieran el mensaje y tuviera un reflejo inmediato en todos los indicadores. Como decíamos en estas mismas páginas ayer: el BCE aprieta pero no va a ahogar si se hacen las cosas bien, aunque los resultados se vean en el medio y largo plazo. En respuesta a la intervención verbal del BCE, la prima de riesgo española bajó hasta 410 puntos desde los 433 del día anterior y todas las bolsas europeas pegaron un rebote. Estos efectos también se dejaron notar sobre Italia que, a cuenta de la tormenta, tuvo que pagar el martes el doble por sus emisiones. Ayer la rentabilidad de los bonos transalpinos empezó a moderarse. Solamente se mantuvieron elevados los seguros contra el impago de deuda (CDS) sobre los que el BCE no puede actuar. Una vez que se empiezan a disipar las tensiones, se pone de manifiesto que España está haciendo su trabajo, con las reformas y los ajustes presupuestarios para el Estado y para el resto de las Administraciones Públicas, que hacen posible cumplir el objetivo de déficit. Los hechos de esta semana han demostrado que el BCE no debe seguir tensando la cuerda, porque si se rompe los problemas serán muy graves para todos. Dejar caer a España y asfixiarla supone hacer lo mismo con Italia, que iría detrás. Si se llegase a una situación límite -en el peor de los escenarios posible- y tuviéramos que abandonar el euro, España perdería y tardaría años en recobrarse, pero los ahorros de los alemanes y sus empresas también saldrían perjudicados. Hace bien el BCE en velar por la estabilidad.