Editoriales

Editorial: Quitar el dividendo no es solución



    El Ministerio de Economía presiona a la banca para que reduzca o suprima sus dividendos, de modo que ese dinero lo destine al crédito. Las entidades siempre han temido la práctica de suprimir la retribución a los accionistas porque reduce drásticamente su valor y los expone a compras hostiles. E intentarán evitarlo en la medida de lo posible. Aquellas que han recibido ayudas públicas lo tendrán más difícil, pese a que ellas son las que probablemente más necesiten la ayuda del dividendo para atraer inversores y así recapitalizarse. Pero parece complicado que De Guindos pueda imponérselo al resto: ¿por qué una entidad privada que puede permitirse abonar al accionista y establecer sus propios ritmos de saneamientos y de concesión de préstamos va a hacer caso al ministro? Además, la calidad de la demanda ya no es la misma, y muchas veces las entidades deciden destinar su crédito a refinanciaciones de empresas que pueden caer con tal de no anotarse un agujero en sus cuentas.

    Estos planteamientos voluntaristas del Ministerio de Economía tan sólo subrayan el fracaso de la reforma financiera. Pese a lo dicho una y otra vez por el Gobierno, pone de manifiesto que las medidas no van a reactivar la financiación. Y eso impedirá que las nuevas iniciativas de negocio logren fondos. No obstante, el quid de la cuestión se reduce a esto: ¿la supresión del dividendo abriría el grifo del crédito? Con la actividad económica nuevamente en recesión y se quiera o no, una demanda de préstamos muy escasa, difícilmente se podría lograr el objetivo de Economía privando a los accionistas de la retribución. Lo esencial es que haya un saneamiento rápido y efectivo. Antes el sector financiero no estará listo para volver a prestar.