Editoriales

Editorial: ¿Una reforma laboral a medias?



    Rajoy ha anunciado que los salarios deben negociarse según la evolución de la actividad y la situación de las empresas. Esto implicaría que se elimine la vinculación de los salarios a la inflación, una práctica que ha acentuado nuestra pérdida de competitividad al tiempo que tenemos que vender al exterior sin la facilidad que brinda una moneda que podamos devaluar. No le falta razón al Gobierno al diagnosticar este problema. Sin embargo, confunde los términos, pues nunca puede entrometerse en lo que acuerdan trabajadores y empresarios. Éstos tienen libertad de negociación.

    No obstante, el Ejecutivo sí que puede cambiar el marco para suprimir los terribles incentivos que hacen casi imposible que las empresas se adapten a la coyuntura. Para ello, debería eliminar la eficacia general de los convenios entre sindicatos y patronales, de modo que aquellos que se suscriban en el ámbito de una empresa concreta tengan preponderancia y se salve empleo.

    Además, debe suprimirse la ultraactividad, ese mecanismo que hace que los trabajadores nunca tengan estímulos para negociar porque el acuerdo anterior siempre se mantiene. Y debe atajar el blindaje de los indefinidos, quienes gracias a unas indemnizaciones por despido elevadas se encuentran protegidos y no tienen por qué modificar sus condiciones. Al final, prefieren que se expulse a los temporales. Justo lo que el Gabinete ya ha dicho que no hace falta tocar en profundidad. Hay que cambiar la relación de fuerzas para que los sindicatos no perpetúen situaciones insostenibles en las empresas. Sólo que por lo visto hasta ahora, dudamos que este Gobierno se vaya a mostrar tan contundente.