Editorial: El reto del déficit eléctrico
El déficit de tarifa en la electricidad, la diferencia entre su coste de producción y lo que se cobra, superará los 5.000 millones sólo en 2012. Esto sucede después de que, durante la transición de Gobierno, el PP pactase una congelación de los precios para los consumidores de baja tensión y, ahora, el Ministerio de Industria añada a este déficit el sobrecoste de suministrar luz en los territorios extrapreninsulares, algo que antes se sufragaba vía Presupuestos y que asciende este año a 535 millones.
El desvío total continúa exacerbándose para llegar hasta los 24.000 millones, justo en un momento en el que la financiación del agujero mediante emisiones respaldadas por el Estado se encarece mucho. Tal deuda es un lastre para las cuentas de las compañías eléctricas, como ya ha advertido Standard&Poor's, y tendrá que ser abonada por los consumidores con intereses. En la oposición, el PP siempre criticó que se inflase esta factura. Y Rajoy aseguró en su discurso de investidura que haría frente al problema. Sin embargo, salvo la moratoria nuclear, se siguen aplicando las mismas políticas. Hay que examinar todas las fuentes de ineficiencias, desde los subsidios a renovables o al carbón, los costes de la nuclear o la hidroeléctrica y hasta el funcionamiento de unas subastas que ahora el Ejecutivo tilda de oscuras. El nuevo ministro de Industria, José Manuel Soria, tiene que encontrar un difícil equilibrio entre el tajo que ha de aplicar a todos los sectores y la inversión. Debe repartir el esfuerzo entre todos y eso incluirá tanto a las compañías como los consumidores.