Editoriales

Editorial: Los gestores de cajas han de ser cristalinos



    Más de medio centenar de directivos y consejeros de las cajas de ahorros reconvertidas en banco, es decir, las que han recibido ayudas públicas, se niegan a revelar las retribuciones que perciben. Esta conducta supone una afrenta al contribuyente, que es quien al fin y al cabo ha sufragado la salvación y reconfiguración de sus entidades. En consecuencia, estos directivos no sólo deben hacer públicos sus salarios y ser lo más transparentes posible con sus cuentas, sino que el supervisor debería vigilar que lo hagan.

    En un ejercicio de la más elemental lógica empresarial y del más absoluto respeto al auxilio que han recibido, aquellos altos cargos que no estén dispuestos a aparcar la opacidad y revelar sus emolumentos, deberían abandonar su puesto en la entidad.