Este año se está dando una paradoja poco habitual en el mercado. La incertidumbre ha ido in crescendo con la apertura de diferentes frentes de inestabilidad a causa de las injerencias comerciales de Trump con China, con México e incluso con la Unión Europea, a la que ha llegado a amenazar con aranceles en diferentes ocasiones.
A esto, se han sumado los indicadores que apuntan que estamos ante una desaceleración del crecimiento económico y que podríamos estar cada vez más cerca de afrontar la temina recesión. Además de los datos del PIB de las principales potencias, que se han contraído en los últimos meses, otros indicadores como los PMIs también apuntan hacia este escenario, lo que ha obligado a los grandes bancos centrales a aumentar la cautela respecto a sus políticas monetarios, recuperando el discurso de nuevos recortes de tipos de interés, tanto en la eurozona, donde ya están en negativo, como en Estados Unidos.
Ante esto, activos considerados refugio como el oro se han apreciado movidos por el apetito más defensivo de los inversores. Sin embargo, esto no ha venido acompañado de caídas para la renta variable, que ha logrado rentabilidades de doble dígito en el primer semestre del año.
Así, el oro ha firmado unos primeros seis meses de 2019 con un ascenso cercano al 10% que lo ha llegado a situar por encima de los 1.400 dólares por onza, máximos no vistos desde agosto de 2013. "En el mercado tenemos el escenario de fondo de la guerra comercial, que está provocando que las perspectivas económicas no sean positicas y que, por tanto, los tipos de interés sigan bajos y los bancos centrales estén actuando tanto. Toda esa incertidumbre está provocando que el oro actúe de activo refugio", explica Sara Carbonell, analista de CMC Markets. A esto se suma la caída del dólar, que favorece que las materias primas que cotizan en dólares se compren más baratas.
Victoria Torre, de Self Bank, recuerda que "precisamente otro de los activos que están comprando los inversores es la renta fija segura, como la deuda alemana, que ha tocado mínimos históricos negativos; pagar por tener renta fija implica descontar un escenario con serias dudas sobre lo que podría ocurrir en los mercados".
Este comportamiento que está experimentando el oro es inverso al de la rentabilidad de la deuda pública, tal y como explica Nitesh Shah, de WisdomTree: "Cuando los precios de los bonos suben, también se puede esperar un alza del oro. Durante el último mes, el rendimiento de los bonos estadounidenses a 10 años ha caído alrededor del 9% y el precio del oro ha subido en torno al 9%".
La compra directa de oro no es la única que se está viendo beneficiada, también los fondos de inversión y otros vehículos que invierten en él. Desde mayo están registrando entrada de dinero neto, según informa Bloomberg.
No obstante, las grandes beneficiadas están siendo las mineras especializadas en este metal precioso tal y como muestran las estimaciones de beneficios del consenso de analistas que recoge FactSet.
Mientras que el conjunto de las compañías dedicadas a la minería (aquellas que cuentan con un seguimiento de 10 o más analistas) en general han visto cómo su expectativa de ganancias para este año se ha reducido en un 3%, las que están especializadas en la extracción de oro la han visto incrementado en un más de 2,5 puntos porcentuales. De cara al próximo año la diferencia asciende a 12 puntos (16% para las de oro y 4% para este subsector de los materiales básicos.
Dentro de este grupo de empresas, la mayoría canadienses, destacan por su buena recomendación algunas como B2Gold, OceanaGold o Endeavour, entre otras. Las más conocidas como Fresnillo, BarrickGold o Eldorado reciben consejos de mantener por parte de los expertos. El margen ebitda (beneficios antes de impuestos, intereses, amortizaciones y depreciaciones) medio se sitúa por encima del 40%, un apalancamiento entorno a las 0,5 veces su ebitda, una rentabilidad por dividendo medio de más del 1% y un PER (veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción) medio de 31,1 veces.
Citi, en una nota a clientes, prevé que la onza alcance entre los 1.500 dólares y 1.600 dólares en los próximos doce meses con un escenario de de aumento de tipos negativos. Es decir, el BCE y otros bancos centrales ahondarán en sus políticas monetarias heterodoxas.
Desde WisdomTree creen que el precio del oro aumentará hasta los 1.480 dólares para el final del primer semestre del año que viene, esto, asumiendo que la deuda americana se mantenga en estos niveles, que el dólar tampoco fluctúe y que la inflación alcance el 2% en Estados Unidos.
Para Sergio Ávila, analista de IG, "todo hace indicar que el precio del oro va a seguir subiendo hasta el entorno de los 1.600 dólares. De hecho, creo que los inversores van a seguir buscando refugio en este activo en vez de en otros como los bonos, que ya han subido mucho. Se dan todas las condiciones para que el mercado del oro pueda seguir suebiendo".
Su situación técnica también es alcista, tal y como apunta Joan Cabrero, director de análisis de Ecotrader, que señala que "hay una clara invitación para comprar buscando un contexto de alzas en próximos meses hacia primeros objetivos en los 1.600 dólares y, posteriormente, no descartamos el alcance de objetivos más ambiciosos como serían los 1.800 y los 1.930 dólares", concluye el experto.