En cosa de medio año, los títulos de Iberdrola se han disparado un 30% en bolsa. Si el 12 de octubre de 2018 cotizaban en los 6 euros, a primeros de abril rozaban los 8 euros -un máximo de once años-, y desde ahí han caído ligeramente. Por primera vez desde 2008, la eléctrica ha rebasado los 50.000 millones de valor bursátil, consolidándose como la tercera compañía más capitalizada del Ibex 35, por detrás de Inditex y Santander; hace un año era la quinta, con Telefónica y BBVA por delante.
Este subidón bursátil viene de la mano de los temores a una desaceleración, o incluso recesión, a la que el mercado lleva meses poniendo fecha. En tiempos de incertidumbre, valores como éste, defensivos, cobran atractivo; en palabras de Ángel Pérez, analista de Renta 4, "son empresas con unos riesgos relativamente bajos y ratings en algunos casos mejores que el de España, de modo que el inversor gana mucho más dinero con ellas que comprando renta fija soberana". Moody's da a Iberdrola un Baa1, la misma nota que a este país emisor.