Banco Santander ha resucitado el fantasma de una fórmula de retribución al accionista que él mismo introdujo en la bolsa española hace una década. La entidad sorprendió al mercado en febrero, cuando, entre sus propuestas a la junta de accionistas que celebró este viernes, incluyó la opción de poder recurrir al scrip dividend -con el que remunera ampliando capital para entregar acciones nuevas a quienes lo prefieran frente al pago en efectivo-. Una fórmula de retribución con la que había decidido acabar hace un año.
La sombra del scrip había desaparecido por completo en la banca española, después de que el Santander la emplease hasta en 22 ocasiones, ampliando un 51% su capital; BBVA, con 14 pagos, un 24%; o CaixaBank, en 17 entregas, un 29% (ver gráfico). Pero no se ha enterrado definitivamente en el conjunto de la bolsa.
Es cierto que aún la utilizan empresas de otros sectores como Iberdrola, Repsol o ACS. Con una diferencia: a estas alturas -alguna no lo hizo desde el principio- todas intentan evitar la dilución que supone poner en mercado más acciones. Lo hacen recomprando títulos más tarde para amortizarlos y lograr así un efecto neutro.
Es ir un paso más allá, que la banca no se planteó en todos los años en los que remuneró con acciones, porque no eran tiempos para reducir el capital con Bruselas apretando para fortalecerlo y evitar así más grietas futuras en el sistema financiero.
Ahora, en cambio, el Santander deja todas las puertas abiertas. La primera, la junta ha dado vía libre para poder usar el scrip "total o parcialmente en la remuneración correspondiente a un dividendo con cargo al ejercicio 2019". Y la segunda, "la posibilidad de recomprar acciones" para tener "la máxima flexibilidad"; siempre según el contexto de mercado. Todo pese a que su presidenta, Ana Botín, enfatizó en la junta su idea de "subir el dividendo a futuro" e ir a más pagos en efectivo.
"Si nos remitimos a la historia, ningún banco ha recomprado acciones", señala Nuria Álvarez, analista de Renta 4, "lo que no significa que no vayan a hacerlo", dice. Lo que sí es cierto es que las exigencias de solvencia no han acabado.
Y, de hecho, el mercado mira con recelo los objetivos de algunas entidades -son varias las que se han propuesto alcanzar una ratio del 12% sobre su capital de máxima calidad (CET 1 fully loaded), que incluso aún sería inferior a la media de la zona euro-. Las dudas se han acrecentado más después de que el Banco Central Europeo haya retrasado un alza de tipos hasta 2020.
Esta desconfianza lleva a pensar en el regreso del scrip, y no solo en el Santander. "Es una posibilidad que podrían empezar a plantearse algunas entidades bancarias", apunta Victoria Torre, de Self Bank. En Francia, por ejemplo, ya lo ha hecho Société Générale. "En el caso del Santander, una de las partes más complejas de su plan estratégico es la que se refiere a los objetivos de capital y margen de intereses. Tras haber gritado a los cuatro vientos que en 2019 solo habría dividendos en efectivo, la realidad les podría obligar a retomarlo [el scrip] si quieren mantener o elevar el pay-out", considera la experta, quien cree que "la situación podría repetirse en el caso del Sabadell".
Y no es la única que lo cree. En la industria no se desecha la posibilidad del scrip en Sabadell, que hasta la fecha solo ha recurrido a él en dos pagos en 2015 y 2016. "No hay que descartar ninguna posibilidad. Aunque no lo recogemos en nuestras estimaciones, es posible", aseguran en una casa de análisis. El presidente del banco, Josep Oliu, apartó la opción de una ampliación de capital, en la junta de marzo, aferrándose a seguir con la venta de negocios no esenciales para alcanzar sus objetivos.
El fantasma del scrip, en todo caso, no parece asustar como antes. La clave es que no resurja como una vía clave para capitalizarse como ocurrió en el pasado, cuando año a año se elevaba copiosamente el número de acciones. "Si los bancos optasen por volver al scrip ayudaría para compensar parte del consumo que supondrán la aplicación de medidas regulatorias como el IFRS 16", sostiene Nuria Álvarez, quien matiza que, en el caso del Santander, por ejemplo, un solo pago en scrip no hay que verlo como "la solución al consumo de capital de otros aspectos" y que en esta ocasión no será "crucial".
Y es que la entidad presidida por Ana Botín se ha comprometido a que los pagos en efectivo no pierdan peso respecto a los repartidos el año pasado -cuando en principio iba a ser el último scrip-. Por ello, en caso de usarlo tendrá que limitarse a entregar un 15% de la retribución total en papelitos, el resto sería en metálico.
Para entender el alcance, en España cada ampliación para remunerar con acciones ha supuesto elevar el capital un 1,49% de media, según un análisis reciente elaborado por varios miembros de la CNMV. En su último pago en scrip, el Santander lo aumentó un 0,62%.
¿Y por qué evocarlo? El banco justifica su decisión por la aceptación que tiene entre los minoritarios. Pero como recuerdan desde la CNMV, "por ejemplo, ante el silencio del accionista, en Francia se le entregaría el pago del dividendo pactado en metálico, mientras que en España se le asignarían nuevas acciones". De ahí que la aceptación en nuestro país sea alta: el 76% optó por títulos en el último scrip del Santander, por ejemplo.