La historia dice y los expertos recuerdan que en las rectas finales de los ciclos económicos se pueden conseguir importantes ganancias en bolsa pero que el precio a pagar es una elevada volatilidad. La última semana se convirtió en buena prueba de ello, con los parqués a uno y otro lado del Atlántico desbordando complacencia y mirando para otro lado ante el contexto de debilidad de la economía global durante la primera parte para acabar tiñéndose de rojo en la segunda. | Joan Cabrero: "Un fallo alcista suele ser algo bajista"
El ataque de los osos dejó el saldo semanal en pérdidas cercanas al 3% en el Ibex 35, el EuroStoxx 50 y en el Dax 30 alemán, siendo algo más pronunciadas desde los máximos anuales que registraron el martes –el índice español concretamente en los 9.492 puntos–. Lo ocurrido se define como un fallo alcista, tras alcanzar resistencias, desde el punto de vista técnico, lo que significa que conquistar techos pasados, como los de 2017, será más costoso y, casi seguro, implicará más tiempo y una consolidación. Pero éste es un proceso que muchos inversores que se han pérdido el rebote visto desde los mínimos de la semana de Nochebuena, gracias al que el Ibex gana un 7% en lo que va de 2019 pese a las últimas caídas, no pueden negar que estuvieran esperando porque podría abrir otra ventana de entrada.