El S&P 500 recupera cerca de un 20% desde los mínimos de Nochebuena y la inquietud por la valoración de Wall Street vuelve a surgir como un escalofrío. Ni el susto de finales de 2018, ni los síntomas de desaceleración del crecimiento económico global, ni las temibles consecuencias de un cruento desenlace de la guerra comercial, ni tampoco el elevado endeudamiento de los principales estados consiguen contener la euforia, pero lo cierto es que el índice estadounidense, la principal referencia de la bolsa mundial, se encuentra a algo menos de un 5% de reconquistar los máximos históricos que registró el 20 de septiembre del año pasado y que uno de los faros del mercado, el conocido como PER de Shiller, ha repuntado en las últimas semanas hasta alcanzar niveles previos al crack de 1929, avisando de un naufragio, sino inminente, al menos próximo.
La superación de las 30 veces por parte de esta ratio de valoración ajustada a un ciclo económico ya se dio en la recta final del año pasado, y solo fue más alta durante la burbuja puntocom, en los primeros 2000, cuando el S&P 500 llegó a cotizar a 45 veces el beneficio de las empresas. En 2007, se quedó en las 28 veces antes de la caída de Lehman Brothers y del estallido de la crisis de las hipotecas basura. Y antes del lunes negro de 1987, uno de los momentos históricos que más se ha comparado con el actual, bastó con que batiera su media de 16 veces, que a día de hoy duplica.