Mucho se está hablando de las consecuencias que van a traer las medidas proteccionistas con las que Donald Trump está amenazando a medio mundo. China, como principal objetivo del presidente norteamericano, puede llevarse la peor parte. Los sectores del automóvil y del acero y aluminio también han sufrido castigo en sus carnes, al igual que la tecnología americana, la cual puede ver cómo Trump corta el flujo de inversión precedente del gigante asiático.
Desde Bankinter advierten que "las medidas proteccionistas de Trump van a hacer mucho daño en Asia, ya que es donde se dirigen mayoritariamente los aranceles, sobre todo a China. Esta guerra tiene pinta de ser una cuestión bilateral entre los dos países pero no debería llegar a afectar al ciclo global de la economía, y en Europa tampoco", señalan desde la entidad española.
Sin embargo, hay una industria que está pasando desapercibida pero que está pagando con creces el fuego cruzado en la guerra comercial: las navieras, que, según los cálculos de la publicación especializada Container, son responsables del movimiento del 80% del total de las mercancías que se comercializan globalmente.
A priori, cabe pensar que el aumento de las barreras al negocio internacional de las compañías hará menguar el mismo, reduciendo, por lo tanto, los ingresos de las encargadas del transporte de mercancías.
Santiago Domingo, de Solventis, explica que "cualquier barrera al libre comercio supone un impacto adicional al sector. Esto, unido a la nueva regulación de emisiones de CO2, pesa sobre el futuro del transporte marítimo", añade. "Estos dos factores, y la sobrecapacidad puntual en el sector, han llevado a los fletes a cotas muy bajas", advierte el experto.
Y efectivamente, los analistas están descontando un importante descenso de los beneficios de las nueve principales firmas del sector de cara a este año y al que viene. En concreto, el consenso de expertos que recoge FactSet prevé que éstas ganen en 2018 cerca de 2.500 millones de euros, un 34% menos de lo que vaticinaban el primero de enero mientras que para 2019 las expectativas sitúan el beneficio conjunto de estas empresas en 4.500 millones, un 13% menos que hace seis meses.
"Las amenazas de Trump son un intento desesperado de mantener a Estados Unidos como la primera economía del mundo", señala Philippe Waechter, Economista Jefe de Ostrum Asset Management. Y que esto suceda parece improbable mientras se mantenga el déficit estadounidense en la balanza comercial, que actualmente es de más de 330.000 millones de dólares con China (y casi 100.000 con la Unión Europea).
Juan Ignacio Crespo, asesor del fondo Multiciclos Global de Renta 4, explica que "estas son las desventajas que lleva aparejado el tener una moneda que es la principal divisa de reserva de todos los bancos centrales: todo el mundo quiere venderle a EEUU ya que esa es una de las maneras de conseguirla".
Los malos augurios para el comercio internacional ya se han venido reflejando en los distintos parqués donde cotizan las principales navieras del mundo. La diez grandes, de media, caen más de un 6% en lo que va de año, sin embargo, es especialmente dolorosa la caída en la danesa AP Moller- Maersk, el líder del sector, que ha perdido cerca de un 27% desde que comenzó el ejercicio y se sitúa en mínimos no vistos desde julio de 2016.
"Buena parte de la mala situación del sector parece ya estar recogida en precio, ya que muchas compañías de transporte marítimo están cotizando en bolsa por debajo de su valor de liquidación", argumentan desde Solventis.
Como el resto de las empresas de esta industria, Maersk tiene exposición a prácticamente todas las áreas económicas del mundo, no obstante, Estados Unidos es su principal mercado, donde ingresó el 16% de sus ventas de 2017 mientras que China representó cerca del 6%.
Por esto también ha sido una de las firmas en la que los analistas más han recortado sus previsiones de beneficio, en concreto, un 62% hasta 552 millones de euros. Si bien es cierto que parte de este recorte se debe a la venta del negocio de Oil&Gas a Total. Si atendemos al ebitda (beneficio antes de impuestos, intereses, amortizaciones y depreciaciones), el descenso se queda en un 22%.