El cobalto está en máximos históricos. Los futuros del mineral en la Bolsa de Metales de Londres alcanzaron el 12 de febrero los 81.500 dólares por tonelada métrica (65.920 euros) o 36,97 dólares por libra. Está en su zona más elevada desde 2010, año en que se introdujo la cotización del cobalto en el mayor mercado del mundo de intercambio de metales, y desde los mínimos que tocó hace dos años, el metal ha avanzado más de un 275% al calor de una creciente fabricación de baterías para vehículos eléctricos.
Ante el aumento desmesurado de la demanda por el cobalto, Samsung ha anunciado que planea reciclar el cobalto utilizado en los teléfonos móviles como forma de asegurarse el suministro del metal en los próximos años. La firma surcoreana quiere reducir su dependencia de la República Democrática del Congo, de donde se extrae en torno a un 60% de las reservas mundiales, por la inestabilidad jurídica y política que se vive en el país. Así, la división electrónica de Samsung ha decidido comprar acciones en una empresa de reciclaje de tecnología. De este modo el fabricante del Galaxy S9 podría recuperar hasta 25.000 toneladas métricas de cobalto de baterías telefónicas en desuso en 2025, según las estimaciones de los analistas de CRU Group que recoge Bloomberg.
Samsung, uno de los valores de la cartera de elMonitor, no está sola en su empeño. Volkswagen, BMW, Nissan, Chevrolet o Panasonic también tratan de garantizarse provisiones de cobalto a largo plazo. Recientemente, un ejecutivo de BMW señaló que la compañía automovilística estaba cerca de firmar un acuerdo de suministro de litio y cobalto para los próximos diez años. Asimismo, Volkswagen ha anunciado que está redoblando esfuerzos para asegurarse provisiones a largo plazo con el fin de evitar la escasez de existencias.
El aprovisionamiento de materias primas por parte de los grandes fabricantes de vehículos es algo normal en una situación de sobredemanda, según el profesor Javier Santacruz, doctor en Economía y profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB). Pero el profesor no hablaría de una carrera por el cobalto. "Hasta hace poco era la fiebre del litio, pero se han dado cuenta de que el cobalto aporta algo más", indica Santacruz.
China quiere desempeñar un papel muy relevante en esta industria y planea convertirse en el fabricante de baterías eléctricas más grande del mundo. Además de ser uno de los principales países importadores de los minerales africanos, la empresa china Contemporary Amperex Technology (CATL) prevé obtener financiación este año para quintuplicar su producción por medio de la construcción de una segunda planta, la más grande después de la que Tesla tiene en el estado de Nevada, según cuenta Bloomberg.
Sin embargo, los recelos que despierta el protagonismo de Pekín en este sector no deberían encender las alarmas. "Los chinos son proteccionistas hasta un cierto punto", sostiene Santacruz. "No pueden serlo excesivamente en vehículos eléctricos porque su tecnología todavía no está madura y necesitan aprender de Tesla, Renault…", argumenta. Para el profesor, "los chinos siempre van a estar dispuestos a exportar porque no pueden consumirlo todo internamente".
El cobalto ha sido habitualmente un metal secundario, que se hallaba en minas en las que se extraía cobre o níquel. El elevado precio actual del cobalto no debería suponer un obstáculo para la adopción cada vez mayor de vehículos eléctricos por parte de la población. Así lo entiende Logan Goldie-Scot, analista de Bloomberg New Energy Finance: "Es más probable que conforme los precios suben, otros mineros traten de aumentar la capacidad de producción para satisfacer la demanda. Además, a diferencia del litio, habrá una mayor sustitución". De este modo, el exceso de demanda no siempre superará la oferta.
Samsung y LG ya han respondido a esta crisis con progresos en el desarrollo de nuevas baterías eléctricas que usan más níquel y menos cobalto, escribe Sam Kim en Bloomberg Hyperdrive.
El caso es que si las baterías eléctricas convencionales suelen contener una parte de níquel, una parte de manganeso y una parte de óxido de cobalto (lo que se conoce como NMC 111), la proporción está cambiando para adaptarse a las circunstancias. "Ya estamos viendo un desinterés por NMC 111 y una preferencia por compuestos químicos con mayor contenido en níquel", explica Goldie-Scot en Clean Technica. "Si realmente hay un déficit en el mercado, este cambio se acelerará", añade el experto.
Pero no todos los fabricantes de automóviles siguen el mismo patrón. El cobalto no es tan relevante en la composición de las baterías de la firma de Elon Musk. Las baterías que Tesla ha estado utilizando para su Modelo S, obtenidas de Panasonic, contienen una combinación de litio, níquel, cobalto, y óxido de aluminio, lo que en la industria se denomina una batería NCA. "Habitualmente, las baterías de ion de litio emplean una mezcla de 80% níquel, 15% cobalto y 5% aluminio, aunque está poco claro cuál es la combinación de las baterías de Tesla y Panasonic", apunta Katie Fehrenbacher, de Fortune.
Como muestra de la importancia que está tomando el níquel, la firma alemana BASF ha iniciado negociaciones con la minera rusa Norilsk Nickel para asegurar el suministro de este mineral y producir baterías químicas en Europa. Sin embargo, a pesar del nuevo uso que se le está descubriendo al níquel, el aumento de su precio "está muy relacionado con el repunte de la actividad industrial", puntualiza Javier Santacruz, del IEB.
Los Productos Negociados en Bolsa (ETP en sus siglas en inglés) sobre níquel han captado inversiones por tercera semana consecutiva, alcanzando su mayor volumen desde que fueron suscritos (71 millones de dólares), informan desde ETF Securities. "En lo que va del año, el níquel acumula una apreciación del 9% gracias a la caída del dólar y a la solidez del mercado de acero inoxidable", añaden.
Ante la inestabilidad de las rutas comerciales en Congo, los fabricantes de automóviles y baterías han encontrado esperanzas en Canadá. Las compañías Ecobalt Solutions y Fortune Minerals están en negociaciones para recibir fondos de compañías internacionales con los que explotar sus proyectos mineros en lugares como Québec y Idaho, en Estados Unidos, según informa Reuters. El interés por cerrar acuerdos con las firmas canadienses llega después de que varias empresas mineras de litio en Australia asegurasen inversiones este año por parte de fabricantes chinos de automóviles. La escasez actual de litio ha disparado los precios desde 2015. La demanda global del metal era de 184.000 toneladas hace tres años, con las baterías representando el 40%. Los analistas de Deutsche Bank esperan que la demanda se multiplique por cinco hacia 2025, y para entonces la producción de baterías supondrá el 70% del total.