2018 ha amanecido despejado para el sector automovilístico europeo en bolsa. Los nubarrones que desde 2015 han empañado el comportamiento en el parqué de una de las industrias más importantes del Viejo Continente parecen haberse retirado de golpe con el inicio del nuevo año. El índice que reúne a los fabricantes de coches y componentes que cotizan en el Stoxx 600 repunta un 8% desde que arrancó el año, 4 puntos más que el EuroStoxx 50 y 5 puntos por encima de su referencia.
El sector partía el primero de enero como el más barato de Europa por PER (número de veces que las ganancias están recogidas en el precio de las acciones), al cotizar a 11 veces, y, pese al vertiginoso estreno de 2018, sigue siendo la industria más atractiva según su multiplicador de beneficios.
Actualmento, presenta un PER de 12 veces. Es decir, el selectivo sectorial se compra con un 40% de descuento respecto al conjunto de la bolsa europea por el retraso acumulado en los últimos tiempos. Principalmente, por el escándalo de las emisiones de los motores diésel de Volkswagen que estalló hace ya casi 2 años y medio y que, posteriormente, se extendió a buena parte de la industria, y también por la inmenente transformación del sector hacia la fabricación de los nuevos modelos híbridos, con motor de hidrógeno, 100 por cien eléctricos y, por último, autónomos –en combinación con los anteriores–.
El músculo tecnológico exhibido por el sector en los últimos meses –veasen los sorprendentes avances presentados esta semana por la propia Volkswagen, en colaboración con compañís de Silicon Valley, en la feria de la electrónica de consumo (CES) de Las Vegas– y la digestión, al menos de la peor parte, del fraude de las emisiones han convencido al mercado y 2018 se presenta como el ejercicio de la resurreción plena en bolsa de la misma industria a la que se quiso dar por muerta hace no tanto.
El Apocalipsis del sector no llegó porque los principales grupos han demostrado tener la suficiente capacidad financiera para afrontar las multas y seguir invirtiendo en I+D, y porque los distintos gobiernos han amortiguado el golpe manteniendo subvenciones y aplazando las prohibiciones de circulación –en contra de las campañas judiciales–; mientras el ciclo económico, el combustible más barato y las cómodas condiciones de financiación han sostenido un elevado ritmo de crecimiento de las ventas.
La mejor prueba está en la compañía que se llevó la peor parte del diselgate. Volkswagen vuelve a ser la automovilística europea más capitalizada y se acercará a los 12.000 millones de euros de beneficio neto en 2017, una cifra que a nivel mundial solo superará Toyota. Otros datos apuntan en la misma línea: el margen bruto del conjunto del sector alcanzará máximos históricos este año y son numerosas las compañías concretas que conseguirán ganancias históricas este ejercicio o en los próximos. De hecho, Volkswagen vuelve a merecer la recomendación de compra para los analistas aunque, tras subir un 8,5% en el año, cuenta solo con un potencial alcista del 1%, a falta de que los expertos asuman en sus precios objetivos el eufórico comienzo de 2018. El consenso de mercado espera que las ganancias del grupo alemán crezcan un 24% en los dos próximos ejercicos, hasta superar los 14.000 millones de euros, algo que no ha conseguido en toda su historia.
Eso sí, para optimismo desbordante el de Fiat-Chrysler, que repunta un 24% en un arranque histórico de curso bursátil en el que está cotizando el impacto positivo en sus cuentas de la reforma fiscal promovida por Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, donde el grupo de origen italiano consiguió cerca de un 50% de su cifra de negocio total en el tercer trimestre de 2017. Otras compañías del sector que se beneficiarán del nuevo escenario impositivo en la primera economía del mundo "son Daimler –sube un 5% en 2018– y BMW –un 4%–", según señala Banco Sabadell. Pero, sobre todo, en la escalada de Fiat Chrysler subyace la posibilidad de que se produzca una gran operación corporativa en el sector.