Distintos vientos de cara podrían complicar el vuelo de las aerolíneas europeas en 2018. Las estimaciones ya lo muestran: el margen operativo de la mayoría de las compañías que con base en el Viejo Continente -con la excepción de IAG y Air France-KML- se contraerá el próximo año por la presión a la baja que las competidores de bajo coste y las grupos chinos y de Oriente Medio han impreso sobre las tarifas, el previsible crecimiento del gasto en personal que deberán afrontar por la escasez de tripulantes y el mayor coste del combustible derivado de la recuperación del precio del petróleo.
Entre las excepciones, la angloespañola que reúne a British Arways, Iberia, Vueling y Aer Lingus apenas expandirá su margen 20 puntos básicos en 2018 y la francoholandesa incluso menos, 15 enteros. El principal motivo es que la presión sobre el precio de los billetes llegará sobre todo en el mercado de los viajes de placer, donde más impacta la agresiva política de compañías como Ryanair, Wizz Air, Norwegian y EasyJet. Mientras que los vuelos de negocios, donde mantienen el liderazgo las otrora aerolíneas de bandera, sufrirán menos competencia.