Las fechas y los lugares elegidos por los yihadistas para sembrar el terror en las sociedades europeas cumplen también un objetivo económico: debilitar el turismo, uno de los sectores claves en los países occidentales. El mercado refleja las heridas pese al esfuerzo de los agentes implicados -gestores aeroportuarios, aerolíneas, hoteleras o empresas de restauración- y de los Estados por mantener la normalidad frente a la sinrazón. El subíndice que reúne a las compañías del Stoxx 600 relacionadas con los viajes y el ocio va camino de cerrar su primer año en negativo desde 2011.
Este sectorial es el segundo más bajista en el Viejo Continente en este 2016 que agoniza. Pierde cerca de un 12%, sólo por encima del que reúne a las telecos cotizadas en el selectivo europeo. Y, según el multiplicador de beneficios proyectado para 2017 por el consenso de mercado que reúne FactSet, se sitúa entre los más baratos, por detrás de bancos y aseguradoras, inmersos en sus propias incertidumbres, y de la industria del automóvil, que es el sector que, actualmente, más lejos está de reflejar el crecimiento de sus ganancias.