"Para los fabricantes de componentes de automóviles, unas normas de control de emisiones más estrictas solo pueden suponer un impacto positivo en sus ventas", reflexiona Exane BNP Paribas. Ésta es una conclusión que ya se empieza a extender en el sector: los proveedores de piezas, catalizadores o chips para automóviles pueden surgir, en el largo plazo, como los vencedores del escándalo de los diésel.
"El incremento de los costes que se espera que sufran las grandes automovilísticas a raíz de la crisis desatada por Volkswagen en torno a los motores diésel es una oportunidad de ingresos para los fabricantes de componentes", continúa el equipo de analistas de la firma de inversión francesa en su último informe sobre el sector de la automoción, donde calcula el sobrecoste que tendrán que afrontar en 6.000 millones de euros.