En el presente ejercicio -el de 2015-, repasar la cotización de numerosos selectivos fuera de la eurozona puede resultar, en cierto modo, desconcertante. A vista de pájaro, comparar los índices de referencia en el Viejo Continente, con Wall Street o con otro serie de indicadores mundiales de renta variable deja en muy buena posición a los parqués europeos e induce de manera inmediata a buscar las explicaciones en la política monetaria llevada a cabo por el BCE.
El programa de compra de activos públicos y privados por valor de 60.000 millones mensuales ha generado, entre otras muchas consecuencias, que el optimismo se haya instaurado en las bolsas continentales que viven una fiesta alcista tras batir las resistencias de medio plazo a las que se enfrentaban. "Se ha confirmado un claro patrón de continuidad alcista que abre la puerta a un nuevo segmento al alza dentro de la impecable tendencia que definen las principales referencias europeas desde el año 2011", señala Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader.
A simple vista, este hecho contrasta con el comportamiento registrado, por ejemplo, en Wall Street, donde las alzas se han impuesto en general en el bagaje de 2015, pero con mucha menor intensidad. Mientras en Europa las ganancias medias rondan el 17 % en EEUU este porcentaje se ve reducido al 2,6%. Pero, ¿y si alguien le dijera que la rentabilidad acumulada hasta ahora en EEUU puede ser incluso superior a la registrada en España y muy similar a la acumulada por el EuroStoxx desde el primero de enero?
Pues eso es lo que en realidad ocurre para quien invierta en euros. El inversor de la eurozona que haya decidido tomar posiciones en mercados como el americano, el suizo, el japonés o incluso el británico no sólo gana más que cualquiera que lo haya hecho en divisa local, sino que puede llegar a triplicar incluso el rendimiento de estos selectivos gracias a unas divisas que siguen bajo el efecto de los bancos centrales.
Nunca antes en la historia se habían visto políticas monetarias tan contrapuestas entre las principales entidades centrales del mundo. Las medidas de la Reserva Federal (Fed) en EEUU y del Banco de Inglaterra (BoE) van encaminada en una dirección que es opuesta a la que siguen las tomadas por el Banco Central Europeo, donde Draghi continúa con su inyección de estímulos monetarios.
El resultado no es otro que una divisa única depreciándose frente a las divisas de esos bancos centrales más propensos a elevar los tipos de interés en un futuro próximo, como pueden ser la Fed o el BoE. Y de ello no sólo se benefician las balanzas comerciales de los países exportadores de Europa. Los inversores en euros en los mercados de renta variable de estos países se jactan de una evolución favorable del tipo de cambio.
Mientras un inversor en divisa local sólo gana un 5,8% en Reino Unido en lo que va de año, los accionistas proeuro suman casi 10 puntos porcentuales a esta rentabilidad al acumular un 14,5% en el mismo periodo de tiempo. Una diferencia que responde a la caída del euro frente a la libra. Todo lo que sube contra el euro es ganancia para el inversor europeo y la libra es uno de estos activos al calor de un Banco Central, el de Inglaterra, que se posiciona más cerca de la Fed ante la decisión de subir tipos de interés en el corto plazo. No en vano, la divisa británica se aprecia frente al euro en más de un 21% desde agosto del año pasado.
En EEUU el Dow Jones, así como otros índices como el S&P 500, el Nasdaq 100 o el Russell 2000 logran ganancias que en dólares de media se quedan en el 2,6% en el año. Una cifra que contrasta gracias al tipo de cambio con su rentabilidad en euros, que es del 16,5 por ciento. De este modo los índices sobre los que Ecotrader mantiene una operativa abierta, el Nasdaq 100 y el Russell 2000, también se benefician de este hecho aunque a simple vista parezca que su rentabilidad es menor.
En una situación similar se encuentra el SMI suizo. A comienzos de año, el Banco Nacional de Suiza anunció que abandonaba su política de mantener un tipo de cambio máximo para el franco, que hasta ese momento estaba estipulado en 1,20 unidades por euro. ¿El resultado? Además de una fuerte apreciación frente a la moneda única las consecuencias se vieron reflejadas en la bolsa suiza que registró un descenso del 15% para los inversores en divisa local al calor de las previsibles connotaciones negativas para las empresas exportadoras suizas, la mayoría de las cotizadas en este país.
Entre las cinco divisas que más se aprecian respecto al euro se encuentran además otra serie de monedas como el dólar neocelandés o el yen japonés, que a pesar de las medidas de estimulo de Haruhiko Kuroda se ha apreciado respecto a la moneda única en 2015. Por ello una rentabilidad del Nikkei del 11,6% en lo que va de año (la principal referencia nipona se encuentra cerca de sus máximos en divisa local) se traduce en unas ganancias del 25,6% para quien invierta en euros en él.