La semana pasada trasladaba mis dudas acerca de si la cesión intradía y posterior recuperación del soporte clave que encuentra el Eurostoxx 50 en la zona de los 3.900 puntos, había sido un fallo bajista, que suele tener implicaciones alcistas, o un aviso para navegantes, que invitaba a abrocharse los cinturones ante la posibilidad de asistir a una inminente corrección en profundidad.
Pues bien, ni una cosa ni la otra y, como me temía, las bolsas europeas han entrado más bien en una dinámica de baile, de lateralidad que para muchos puede resultar desesperante pero que para servidor tiene una lectura de fortaleza y que me permite con mayor tranquilidad y sin prisas, que suelen ser malas consejeras, buscar oportunidades de inversión.
Sobre todo, en aras a aprovechar un previsible nuevo movimiento al alza que lleve al EuroStoxx 50 a alcanzar el objetivo de los 4.572 puntos, que son los máximos que alcanzó en su versión tradicional, sin efecto dividendos descontado, antes de la crisis de Lehman Brothers. Hasta ahí todavía hay un recorrido del 15%.
Por el momento, solamente el Ibex 35 está escapando de esta lateralidad y durante las últimas fechas está siendo el rey de la pista de baile, en plan John Travolta en Fiebre del sábado noche, como demuestra el hecho de que esta semana ha conseguido marcar un nuevo máximo creciente en su tendencia alcista.
Mientras eso sucedía en la bolsa española, sus aliados europeos continúan con su lateralidad y hasta que el EuroStoxx no consiga batir los 4.040, que es el techo del rango lateral de las últimas cinco semanas, se mantendrá el riesgo de asistir a una corrección a los 3.785 y en el peor de los casos los 3.620. Si eso sucede compren sin dudar. Si bate 4.040 también.