Las historias de CAF y Talgo han estado concatenadas desde que se fundaron, la primera en mitad de la Primera Guerra Mundial y la segunda en los últimos años de la Segunda gran guerra. Desde entonces han ido diseñando y vendiendo una gran parte de los trenes que circulan por las vías españolas y muchos de los que lo hacen fuera de nuestras fronteras.
Sus negocios son similares y comparables, aunque cada una de ellas se ha enfocado a mercados distintos, apostando CAF por países más desarrollados, donde los riesgos son menores pero también los márgenes, mientras que Talgo ha estado más expuesta a países más pequeños o en vías de desarrollo.