El próximo lunes se cumplirán tres meses del fatídico accidente del Boeing 737 MAX 8 en Etiopía. Desde entonces, los problemas para el fabricante estadounidense han sido continuos pese a que todavía no hay una resolución oficial de la investigación en torno al incidente.
Aunque, según informaba hace unos días el Wall Street Journal, las autoridades estadounidenses están apuntando a que la causa del accidente pudo ser el impacto de un pájaro, lo cierto es que desde el mismo se han suspendido los vuelos de este modelo de aeronave, además de cancelado varios contratos de venta con aerolíneas, como las de la azerbayana AZAL.
Estas turbulencias han pesado en la cotización de la compañía, que desde entonces cae casi un 14% frente al 5% que se anota su principal rival, Airbus. Es decir, se ha abierto una diferencia cercana a los 20 puntos porcentuales desde el 10 de marzo. Esta brecha aumenta hasta los 35 puntos si se atiende a la evolución de ambas compañías desde que comenzó el año. No obstante, Boeing sigue casi doblando en tamaño a la francesa por capitalización bursátil.
El principal deterioro de Boeing se ha reflejado en las previsiones de beneficios de los expertos, los cuales han recortado sus estimaciones para este mismo año en un 22% mientras que solo han ajustado un 0,7% los de Airbus, "en la que no parece estar teniendo una incidencia significativa en los pedidos", apuntan desde Banco Sabadell. Eso sí, este impacto se reduce al 2,6% en 2020
En cuanto a la valoración, los expertos han mantenido intacta la de la acción de Airbus en 140 euros, un 17% por encima de sus niveles actuales. Por el contrario, han recortado la de Boeing en un 5% en los últimos tres meses, dejándola en 420 dólares por acción. La estadounidense debería rebotar más de un 20% para alcanzar este precio. Asimismo, se ha deteriorado la recomendación que recibe por parte del consenso de analistas que recoge FactSet, sin embargo, mantiene el cartel de compra, aunque este es sustancialmente más débil que el de su homóloga del Viejo Continente.
"El incidente del MAX pone de manifiesto la importancia de mantener una cartera de aviones diversificada, sin dependencia excesiva en un único modelo de avión", explican desde Banco Sabadell. No obstante, desde el banco catalán esperan que este modelo "vuelva a volar el tercer trimestre de este año", añaden. "En todo caso, sí refuerza la posición de liderazgo de cota de mercado de Airbus en el modelo A320 y puede tener un impacto positivo en el A220".
Otro de los factores que mantienen en vilo a los fabricantes de aeronaves es la guerra comercial entre Estados Unidos y China ya que este último es uno de los principales clientes de ambas compañías. No obstante, tienen todos los pedidos anuales completos en los próximos 9 años, lo que elimina este riesgo a corto plazo. "Además, el crecimiento del mercado aéreo en China indica que necesitarán entre 1.400 y 2.200 aviones de cara a 2023 y Airbus y Boeing harán lo necesario para cubrir esa demanda", explican desde Bloomberg. "Todavía hay alguna incertidumbre en los programas pero los múltiplos de valoración a largo plazo todavía ofrecen descuento, dado que el riesgo de la cartera de pedidos se está reduciendo", agregan desde Berenberg.
"Más allá de estas incertidumbres, pensamos que mientras Airbus siga mostrando el delivery operativo positivo que esperamos, esto irá reflejándose en el valor", apuntan desde Banco Sabadell. De hecho, el mercado espera que Airbus doble su beneficio de cara a 2021 con respecto a los 3.050 millones reportados en 2018. No obstante, los analistas de Banco Sabadell sí señalan que "la subida del crudo, unida a la debilidad del mercado de las aerolíneas sí ha pesado sobre los pedidos de estas este año".
Airbus nunca se ha diferenciado por ser una compañía que reparta un gran dividendo, sin embargo, esto podría empezar a cambiar, según señalan algunos expertos. De cara a este año, el grupo francés retribuirá a sus accionistas con un pago del 1,73% de rentabilidad y según el consenso de analistas que recoge FactSet, el rendimiento de estos pagos ascenderán hasta el 2,64% que se espera para 2022.
"Airbus no necesita realizar inversiones relevantes para renovar su actual catálogo ni tampoco es previsible que realice adquisiciones [de hecho están desinvirtiendo], lo que nos lleva a pensar que podríamos tener buenas noticias para el accionista en forma de más remuneración", arguyen desde Banco Sabadell.
"Los vientos de cara para la generación de caja están empezando a desaparecer y esta debería mejorar significativamente. Vemos potencial para aumentar los retornos al accionista, incluyendo las recompras de acciones a finales de este año o comienzos del que viene", señalan también desde Berenberg.