Hay que remontarse al año 2011 para recordar la primera vez que se rescató de los libros de historia económica la conocida como tasa Tobin. Este impuesto fue ideado por James Tobin, economista keynesiano en la década de los 70 con el objetivo de gravar las operaciones de divisas y frenar así la especulación que había sobre las mismas tras la ruptura del patrón oro. La tasa en sí nunca se aplicó pero si se adaptó años más tardes con la idea de aplicarla ya no solo a las operaciones de divisas sino a todas las transacciones financieras. Así lo planteó en 2011 la Comisión Europea y así lo han aplicado países como Francia, Italia y ahora también España.
En concreto, lo que pretende el Gobierno es gravar al 0,2% las compras de acciones realizadas por los operadores siempre y cuando sean de empresas cotizadas que cuenten con una capitalización superior a los 1.000 millones de euros dejando fuera "las operaciones con acciones de empresas no cotizadas y pymes, y las de cotizadas con una capitalización bursátil inferior a los 1.000 millones. Tampoco grava la compra de títulos de deuda (ni pública, ni privada), ni actúa sobre las operaciones con CFDs, ni otros derivados", según explica Self Bank. Con ello, el Gobierno pretende conseguir 800 millones de euros, aunque desde el sector financiero rebajan en mucho esa estimación. Por ejemplo, Airef considera que se podrán recaudar entre 105 y 215 millones de euros y el Banco de España, aunque no dio cifras concretas, sí afirmó que hay "mucha incertidumbre" con respecto a la capacidad recaudatoria de nuevos impuestos como éste. Más teniendo en cuenta que según los cálculos de BME, una de las principales damnificadas por esta medida, los sistemas informáticos no podrán estar adaptados para aplicar esa nueva tasa hasta dentro de al menos 18 meses.
Aunque en principio no se trata de una tasa a pagar por los pequeños inversores, algunos expertos financieros sí advierten que puede suponer una deslocalización de muchos inversores extranjeros, que al final son los grandes propietarios de la bolsa española, y por tanto un impacto negativo en las cotizaciones de las acciones nacionales- de hecho desde Inverco pronostican que la aplicación de la tasa Tobin detraerá un 7% sobre la rentabilidad total de los fondos de inversión a 25 años y un 6% sobre el rendimiento de los planes de pensiones- . "Un impuesto del 0,2% supone multiplicar por 66 el coste de transacción que se aplica en el mercado español", apuntó el presidente de BME recientemente, quien recordó que "cerca del 50% de las acciones de empresas cotizadas españolas son propiedad de no residentes y el 84% de las transacciones son efectuadas por ellos".
Sin embargo, lo cierto es que esa deslocalización de la que advierte Zoido no se ha producido en otros países europeos que aplican una tasa similar como Francia o Italia aunque sí puede generar incertidumbre sobre todo al principio. "Llega en un momento muy inoportuno y sí puede suponer una cierta distorsión en la competitividad de la industria financiera española y España pierde así atractivo en el contexto del Brexit", afirma Domingo García desde IEAF. Pero es previsible que esa incertidumbre se acabe diluyendo, al menos la derivada solo de la Tasa Tobin. "Hay que recordar que la inversión en vivienda ya está gravada en un primer momento por un 10% y nadie deja de invertir por eso. Con la tasa Tobin hay un tema de impuestos pero no creo que nadie deje de comprar una acción por un 0,2%. Eso sí, creo que sí puede ser la primera de las tasas que veremos en el futuro", afirma Santiago Daniel, responsable de productos de inversión de Deutsche Bank. "Está claro que los impuestos siempre se van a meter donde sea más populista como las sicavs, políticamente es lo único factible que se puede hacer", afirma Víctor Alvargonzález, socio fundador de Nextep.
En el hecho de que sean los impuestos a inversores los que menos daño generan en el electorado también influye el envejecimiento demográfico que, "aunque ahora sea un movimiento de placas tectónicas que apenas se nota acabará por estallar", afirma Juan José Fernández desde Attitude Gestión. De hecho, la idea de un aumento de las rentas del capital para sostener el modelo de pensiones es una idea que dejó caer Óscar Arce, director general de Economía y estadística del Banco de España en unas recientes jornadas sobre pensiones organizadas por Inverco. En ellas, recordó que la no introducción del factor de sostenibilidad (asustar la cuantía de las pensiones públicas en función de la esperanza de vida) en las pensiones públicas implicará que el gasto en pensiones en 2050 incremente en 3 puntos porcentuales el porcentaje que supone sobre el PIB. Además, recordó que el gasto de las pensiones no es el único que seguirá aumentando por un tema demográfico sino que también lo hará el gasto sanitario en 2 puntos porcentuales sobre el PIB durante las próximas tres décadas. "Eso afectará también a la composición política presupuestaria y fiscal porque el peso de las rentas del trabajo caerá como también lo hará la recaudación por IVA porque los mayores consumen más productos con IVA reducido, por lo que en ausencias de cambios una parte creciente de la recaudación caerá sobre el capital", apuntó Arce.
En la actualidad las rentas del capital están gravadas a un tipo que va desde el 19% para ganancias de hasta 6.000 euros, al 21% para plusvalías de entre 6.000 y 50.000 euros y al 23 por cierto, a partir de los 50.000 euros. Sin embargo, el PSOE también lleva en sus presupuestos elevar hasta el 27% la fiscalidad del ahorro para las plusvalías de más de 50.000 euros y para aquellos contribuyentes que cuenten con rentas superiores a los 140.000 euros. El acuerdo contempla también un aumento del Impuesto sobre el Patrimonio, que se incrementará un 1% para las fortunas de más de 10 millones de euros, además de trasladar a la Agencia Tributaria la supervisión de las sicavs, hasta ahora en manos de la CNMV.
Según los datos que maneja Inverco, el efecto en los fondos de inversión de la tasa Tobin implicará un recorte de rentabilidad del 7% a 25 años en los fondos de inversión y del 6% en lo que respecta a los planes de pensiones. Además, Antonio Zoido, presidente de BME ha alertado sobre la deslocalización que puede implicar la tasa tobin para los inversores extranjeros, que son los que realizan el 84 por ciento de las operaciones.