El dividendo de Mediaset se había convertido en el más atractivo de todo el Ibex 35. Con el pago en metálico que proyectaban la mayoría de casas de análisis, en función de lo que venía destinando la compañía para remunerar a sus accionistas en los últimos años, la rentabilidad que podía lograrse escalaba por encima del 10%. Pero la cadena comunicó el pasado jueves su política de retribución con la que pierde claramente el liderazgo, al menos en lo que a pagos en efectivo se refiere.
Mediaset acordó en el consejo de administración proponer a la junta el reparto de un dividendo ordinario equivalente a un 50% del beneficio neto del año pasado. Las ganancias de 2018 se quedarán en los 195,4 millones de euros, frente a los 197,5 millones del ejercicio anterior, según las previsiones de los bancos de inversión recogidas por Bloomberg, con lo que el pago, que suele abonar en el mes de mayo, podría acercarse a los 0,30 euros por acción (unos 0,298 euros). De rondar esta cifra, la rentabilidad por dividendo se sitúa en el 4,7%.