Desde que arrancó diciembre –el peor mes de 2018 para el Ibex y el segundo más bajista para las grandes bolsas europeas–, los principales mercados del Viejo Continente se dejan, de media, un 5,5%. El índice español de referencia pierde cerca de un 5,8% en ese periodo, mientras que el Cac 40 parisino se hunde un 6,3% en poco más de un mes y el Ftse Mib milanés modera el descenso al 4,5% (el selectivo italiano venía de caer un 7% entre octubre y noviembre).
El hecho de que el Viejo Continente se haya sumergido en un mercado bajista aumenta el atractivo de los dividendos que desembolsan sus compañías. A cierre de noviembre, la rentabilidad por dividendo del Ibex con cargo a los resultados de 2019 se situaba en el 4,6%, y a día de hoy está en el 4,9%; y el rendimiento de los pagos con cargo a las cuentas de 2020 ha pasado del 5 al 5,3%. Ya de cara a 2021, los expertos del consenso que recoge FactSet pronostican para el índice un rendimiento del 5,6%.
La rentabilidad anual de las entregas del indicador español no alcanzaba el 5% desde 2014, un año distorsionado por el superdividendo de Endesa. Obviando ese ejercicio, el Ibex lleva desde 2011 sin superar el 5% (teniendo en cuenta la cotización media anual del índice). Aquel año, en plena crisis de deuda en Europa, el selectivo se hundió más de un 13%, casi tanto como lo ha hecho en el conjunto de 2018, en el que el desplome alcanzó el 15%.
Entre los índices vecinos del Ibex, el Dax alemán pierde aproximadamente un 6% desde el 30 de noviembre, lo que ha abultado el atractivo de sus dividendos del 3,7 al 3,9% en 2019 y del 3,9 al 4,2% con cargo a 2020. Y el EuroStoxx 50, de referencia en Europa, ha cambiado el 4,1% por el 4,4% (en sus dividendos de 2019) y el 4,4 por el 4,6% en sus pagos de 2020.
¿Son creíbles estos pagos?
¿Cabe pensar que, un escenario de ralentización del crecimiento, el mercado está descontando que las empresas van a bajar los dividendos y las previsiones son, por tanto, erróneas? Miguel Ángel García, director de Inversiones de Diaphanum, no lo cree: "Creemos que en la mayor parte de los casos no se va a producir una disminución, ya que el entorno de crecimiento de las ganancias es muy alto; se estima que 2018 terminará con un incremento del del beneficio por acción (BPA) del 11% y que el en el 2019 será del 8%".
Desde Diaphanum tampoco aprecian que las empresas sufran problemas de recursos propios, es decir, que deban retener los beneficios para capitalizarse ni que, por lo tanto, vayan a tener que reducir el payout (parte de las ganancias destinada a pagar dividendos). "En consecuencia, esta rentabilidad por dividendo y los multiplicadores bursátiles por debajo de la media histórica nos hacen ser optimistas con la renta variable", añade García.
"Ese rendimiento del dividendo del Ibex 35, cercano al 5%, sólo lo supera la bolsa de Londres, cuya rentabilidad ha subido a medida que bajaba la cotización de sus acciones debido a la preocupación sobre el Brexit", comenta Felipe López-Gálvez, de Self Bank.
A ella habría que sumar la bolsa italiana, que también supera a la española al ofrecer un 5,4%.
Pero el índice español sí ofrece pagos claramente más atractivos que sus homólogos el Dax y el Cac. "Exceptuando algunas industrias como la automovilística, en la bolsa alemana y francesa hay muchas empresas ligadas al consumo y a la tecnología, con negocios que incitan a destinar los beneficios a seguir creciendo en vez de a llenar los bolsillos de sus accionistas", explica el analista.
En el índice español, por el contrario, los sectores con más peso son el eléctrico y el bancario, que juntos ponderan cerca de un 50% en el Ibex; el primero es, tradicionalmente, el que mayores dividendos reparte gracias a la recurrencia de sus ingresos y, en muchos casos, también por la ausencia de oportunidades de crecimiento, matiza López-Gálvez. La visibilidad de los resultados es un factor fundamental a la hora de construir una cartera centrada en los dividendos, apuntan desde Renta 4: "Junto a una sólida generación de caja y un historial de dividendo atractivo, permite prever la sostenibilidad de los pagos a futuro", comenta la analista Ana Gómez.
Por su parte, el sector financiero ha visto cómo el rendimiento de sus pagos se disparaba gracias a las fuertes caídas bursátiles que ha sufrido en 2018. Ejemplo de ello es Sabadell, que ofrece un 7,5% con sus pagos de 2019, mientras que CaixaBank permite embolsarse un 6,5%, BBVA un 6% y Santander un 5,8%.