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Al estigma de octubre se suman los 'blackouts'

12/10/2018 - 9:14

El mes de octubre, como dice un anuncio, no le gusta ni a los que cumplen años. Si hay un motivo esencial es que pierdes luz solar a la velocidad del sonido y empieza a hacer frío. Pero en bolsa tiene un estigma particular. El décimo del año puesto uno detrás de otro en meses es históricamente el de los grandes naufragios en los mercados. Es el mes de los ocasos. En el que estalló la Burbuja de los Tulipanes; el del crash del 29, que dio pie a la Gran Depresión; y fue otro octubre, el del 87, en el que tembló Wall Street. Octubre y rojo podrían ser sinónimos. Y este está claro que lo volverá a ser.

Tras la última semana las consultas de los psicólogos de mercado se han llenado de inversores que desprecian los riesgos, a los que incomodan las caídas de cuchillo clavándose en mantequilla, porque son especuladores que se resisten a vender cuando se pierden niveles técnicos o se supera su capacidad de aguante. La primera lección en bolsa debería ser que solo puede recomprar quien tiene liquidez. Y el prefacio es que solo se debe invertir el dinero que no se necesita.

La actual corrección de Wall Street hay que interpretarla como un parón agresivo, pero sano, de los excesos. Pero no es la puerta abierta a una inmediata recesión de la economía mundial por la guerra comercial entre EEUU y China. Han pasado los meses desde que estalló, y lo que sabemos es que habrá una desaceleración, como nos ha dicho el FMI esta semana de dos décimas del crecimiento global, hasta 3,7% para los próximos dos años. Las correcciones fuertes también se producen en mercados que crecen. En la década triunfal de Wall Street se contabilizan, por el momento, hasta ahora cuatro superiores al 12%, sin cuestionar el ciclo alcista. La actual tiene pinta de ser la quinta.

La pedrada que tengo es que este octubre ha pillado a Wall Street con la defensas bajas por la ausencia de munición compradora. Tengo la sensación de que hasta que las compañías puedan utilizar la recompra de acciones y superen los periodos de blackout antes de resultados están indefensas. Algo parecido a lo que pasó en febrero. Y es que hay que ser conscientes que los buy backs son uno de los elementos dinamizadores de Wall Street, aunque los accionistas de referencia den sobradas pruebas de que aprovechan precios altos para vender.

La corrección de Wall Street será hasta magnífica si sirve para ponernos un suelo con valoraciones más correctas -por técnico los mínimos del año son una referencia-. Lo malo para nuestras carteras es que lo que se supone una sana corrección para Wall Street será un insano ajuste para mercados como el europeo, o especialmente el español o italiano, en los que llevamos años de vacas flacas. Tocará sufrir, pero quien tenga liquidez aprovechará que la bolsa es el único almacén en el que la gente no compra cuando se ponen carteles de rebajas.