A la banca europea se le han multiplicado los frentes en tan solo una semana. Tiempo suficiente para que las entidades financieras presentes en el Stoxx 600 hayan caído de media un 3,3% en bolsa, hasta marcar mínimos que no se veían desde diciembre de 2016. Las razones de este retroceso tienen diferentes numeradores, principalmente Turquía pero también Rusia, y un mismo denominador, Donald Trump (cómo no).
El conflicto diplomático con Estados Unidos y la ofensiva comercial de su Administración han aflorado la debilidad de la economía otomana, asediada por un cruento ataque bajista a su divisa, la lira, que ha evidenciado la opinión del mercado sobre el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan. Los problemas de Turquía se hubieran quedado en una cuestión ajena para el Viejo Continente si no fuese porque algunos de sus principales bancos están expuestos (ahora quemados) al país euroasiático -cada vez menos euro y más asiático voluntariamente o involuntariamente-.
"Lo más probable es un colapso interno de la economía, ya que sus desequilibrios son más que notables: entre otros, déficit por cuenta corriente e inflación disparada (actualmente en 15,8%)", explica el equipo de analistas de Bankinter, que observa que "esto ha provocado un debilitamiento más que significativo de la lira" y que "a los problemas internos se han unido en los últimos días las nuevas sanciones y aranceles anunciados desde Estados Unidos".
Un cóctel incendiario que según los expertos de la firma de inversión madrileña "no tiene la entidad suficiente para anular por completo un fondo de mercado a nivel global que continúa siendo positivo", pero que le está costando digerir a los bancos con intereses en juego: "BBVA -el más expuesto-, Unicredit, BNP Paribas, ING y HSBC", según recuerda Deutsche Bank. Efectivamente, a excepción del grupo suizo, todos están pagando los platos rotos en bolsa. En la última semana, el banco español pierde un cerca de un 10%, el italiano un 9%, el francés un 4,6% y el holandés un 6%.
Pero si se observa bien la lista de caídos en el parqué, se hace evidente que el turco no es el único frente de la banca europea. El austriaco Raiffeisen Bank Intenational cede algo menos de un 12% en el mismo periodo "por su exposición a Rusia", según admite Bloomberg Intelligence, el servicio de análisis de la agencia de información económica, que incluye entre las entidades presentes en el gigante eslavo a la propia Unicredit, a ING o a Société Générale.
Las sanciones a Rusia anunciadas por el Departamento de Estado de Estados Unidos y la ronda de aranceles que implementará el 22 de agosto "han revivido las preocupaciones sobre el dinero que algunos bancos tienen en riesgo en el país", continúan los expertos de Bloomberg. Y lo cierto es que mientras la lira cae un 24,5% en su cruce con el dólar desde el pasado jueves, el rublo lo hace un 7% desde el miércoles.
Activos de bancos extranjeros en Rusia a 1 de julio (miles de millones de dólares)
El golpe que ha supuesto la crisis con Turquía no hace más que sumarse al lastre que significa el hecho de que la expectativa de una subida de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE) se haya retrasado durante los últimos meses. Estas dudas sobre la situación del sector hace que cotice a un multiplicador de beneficios para este año de 9,4 veces, el nivel más bajo desde el Brexit. Asimismo, la industria se compra a 0,7 veces su valor contable, el nivel más bajo desde la primera mitad de 2017.