El pasado 30 de julio, Meliá publicó, junto con sus resultados correspondientes al primer semestre de 2018, la última actualización de la valoración de sus activos en propiedad, "realizada por el tasador independiente Jones Lang LaSalle a junio de 2018", según anunció Gabriel Escarrer, vicepresidente y director ejecutivo de la hotelera. El valor total de los activos (GAV) se ha incrementado un 23,2% en los últimos tres años -la última tasación era de junio de 2015-, elevándose a 4.386 millones de euros, mientras que el valor neto de los activos por acción (NAV) ha crecido un 21,3% en este mismo periodo, hasta los 15,2 euros por cada título de la compañía. Esta cifra es "otro importante respaldo a nuestra cotización en bolsa", explicó el propio Gabriel Escarrer.
Concretamente, Meliá cotiza con un descuento del 37% respecto al valor de su ladrillo. Actualmente, sus títulos se intercambian por alrededor de 11,1 euros, cerca de 4 euros por debajo. "Aunque sólo vemos este NAV como una referencia de valoración, en la medida en que la hotelera no ha mostrado su voluntad de vender una parte relevante de dichos activos y en que creemos que su precio objetivo debe calcularse en función de su capacidad de generación de caja, lo consideramos de manera favorable", explica el equipo de analistas de Banco Sabadell.
"Es cierto que el NAV de una hotelera se tiene que leer como una referencia porque el inmobiliario no es su negocio, pero también que en el caso de Meliá el precio de mercado muestra una infravaloración llamativa", añade una fuente conocedora del sector que prefiere no ser citada. "Que la valoración de activos refleje que los títulos de la compañía cotizan con un descuento del 37% nos parece una diferencia excesiva", coinciden desde Renta 4.
De hecho, aunque el consenso de analistas que sigue a Meliá no eleva su precio objetivo hasta este NAV de 15,2 euros, sí que lo llevan hasta los 14,2 euros, lo que se traduce en un potencial alcista del 28%. Incluso, firmas de inversión como Raymond James y GVC Gaesco Beka se acercan y lo fijan en 15 euros.
No en vano, la española es la hotelera entre las 6 cotizadas más grandes del mundo -excluyendo a los grupos chinos- con un mayor recorrido en bolsa, según los expertos, de cara a los próximos meses. Y si cotiza con descuento respecto al NAV, también lo hace por PER -número de veces que las ganancias están recogido en el precio de las acciones-, al situarse su multiplicador de beneficios en 18,5 veces, un 30% por debajo de la media del sector.
Todas estas razones justifican que Meliá reciba la recomendación de compra más clara del Ibex 35 y que se erija como una de las estrategias intocables del Top 10 por fundamentales, la herramienta de inversión de Ecotrader que selecciona los valores más atractivos de la bolsa española.
Los títulos de Meliá retroceden un 3,5% desde que empezó el año a pesar de las positivas expectativas. La fortaleza del dólar -divisa en la que consigue algo más del 55% de sus ingresos-, la renovada competencia de los destinos del Norte de África a sus emplazamientos claves en el Mediterráneo y en las Isla Canarias y el desafío secesionista en Cataluña son los principales factores que han sembrado dudas y han pesado sobre la cotización de la compañía de familia Escarrer en los últimos meses.
Sin embargo, las estimaciones que los analistas lanzan sobre la evolución del negocio del grupo apuntan a un fuerte crecimiento. El consenso de expertos prevé de media que incremente su ebitda (beneficio bruto de explotación) al cierre del presente ejercicio un 12%, hasta los 335 millones euros, y que en 2019 supere los 345 millones de ganancias que consiguió en 2007, las máximas de su historia.
"Las perspectivas para el resto del año parecen sólidas al margen de que el impacto del tipo de cambio no tiene por qué relajarse en el segundo semestre", considera Sabrina Blanc, de Société Générale.