El actual presidente de EEUU, Dondald Trump, ha demostrado en reiteradas ocasiones que no entiende de vacaciones. Ayer lo volvió a poner de manifiesto. Lejos de querer mantenerse apartado de la guerra comercial que mantiene frente a China, el máximo mandatario del país norteamericano emitió ayer una nueva amenaza contra el país oriental al pedir al Representante de Comercio de los Estados Unidos que considere aumentar los gravámenes propuestos sobre las importaciones del 10 al 25%.
Una medida que podría tener carácter casi inmediato -según afirman desde Bloomberg podría implementarse tan pronto como el próximo mes- y que no ha sentado bien en el mercado asiático, donde aún se confiaba en que Washington y Beijing exploraran formas de volver a la mesa de negociaciones.