En la opa de Abertis de las pocas cosas claras que se pueden decir es que en el mercado español hay más de cien mil accionistas interesados, y tres valores del Ibex en los que se juegan cosas. El ejército de casi 70.000 inversores directamente implicados de Abertis, que apuran el último sorbo de la subida; los 5.300 accionistas de élite de Cellnex; y los indocumentados de ACS, porque como en casi todo, es una compañía que desprecia la comunicación y no hay datos públicos de cuántos accionistas tiene. No habría que incluir a los 638.000 de CaixaBank, porque la participación de Abertis cuelga de Criteria y no de la cotizada, pero hay muchas razones para poner a la catalana en el foco de la opa a Abertis. Son muchos los rumores alambicados sobre el génesis de la operación, que pudo haber orquestado Isidro Fainé, que a modo de Richelieu, en una demostración de que el verdadero estratega logra la victoria sin pelear, diseñó una jugada a tres bandas avalada por los respectivos gobiernos de que Abertis fuese italiana y Endesa española, con sus ejércitos (Abertis y Gas Natural) convertidos en la caballería de la nueva formación.
La interpretación de que la guerra es el arte del engaño es la que lleva a fabular que la entrada de ACS en la operación, a través de Hochtief, es la de un caballero blanco para subir la oferta de los italianos y que estos paguen más por Abertis. Pero es difícil pensar que el papel de Florentino, que lo primero que aprendió fueron los fuegos, y hoy es quien mejor cocina en España, se vaya a quemar sin ganar nada a cambio. Quien conoce la cocina de Florentino sabe que los recursos son muy pocos, y se ha trabajado con la única intención de diseñar una operación que cree valor para el accionista, sin po- ner apenas dinero, y con los activos de Aber- tis como garantía. Por eso le premia el mercado, pase lo que pase, y ACS gana siempre en esta operación. Porque hasta en el caso de que no salga victoriosa, habrá ganado salvoconductos futuros por las muchas amistades que ha consolidado en su asalto a Aber- tis. A su antiguo aliado, La Caixa, le hará el favor de subir la oferta por Abertis, en uno de los momentos más delicados para la entidad por la situación a la que le está llevando el Procés. Y al Gobierno le apoya en una de- fensa de la españolidad de la compañía, aunque sea controlando mayoritariamente por la filial alemana con la que compra ACS, lo que ya intentó José Manuel Vargas a través de Aena pero que el propio Ejecutivo no quiso asumir en primera persona. Sin luces y taquígrafos, Florentino habrá logrado buenas palabras para el futuro, y no vamos a caer en la tentación de hacer juicios porque impide pensar.
ACS, lejos de ser penalizada por el mercado, está siendo premiada porque de esta operación siempre acabará mejorando su beneficio por acción. El mercado la coloca de nuevo en la segunda posición de la Liga Ibex de elEconomista, recuperando cinco puestos en la última semana.