Wall Street ha cerrado la semana con caídas, al igual que ha sucedido en el Viejo Continente. No obstante, ha sido la semana en la que se ha vuelto a lograr la triple corona, es decir, ver a los tres principales índices en máximos históricos. A su vez, la volatilidad del mercado estadounidense ha caído hasta los 9,5 puntos, que son mínimos no vistos desde el 93.
Así, el Nasdaq 100 se ha anotado un 1,43% en la semana y se sitúa en los 5.921 puntos. Por su parte, en el mismo periodo el S&P 500 ha avanzado un 0,54% hasta los 2.472 enteros mientras que el Dow Jones ha cedido un 0,27% marcando ahora los 21.580 puntos básicos.
Pese a las caídas del viernes, sólo el Dow Jones ha cerrado en negativo la semana en la que ha habido tres grandes catalizadores del mercado: los resultados corporativos, el desplome del dólar y los movimientos del petróleo, que finalmente se ha dejado un 2% desde el lunes, hasta caer por debajo de los 48 dólares por barril de Brent.
Así, en plena temporada de resultados empresariales, hay más luces que sombras, después de que los números de Microsoft, pese a que gustaron al mercado en un primer momento, han cotizado con caídas en la jornada del viernes.
Por su parte, General Electric ha sido la gran castigada de la última sesión. ¿La causa? Sus ganancias cayeron más de un 50% respecto al mismo trimestre del año pasado.
Sin duda el gran protagonista de la semana ha sido el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi que, pese a vertir sobre los mercados un mensaje de cautela y paciencia, la reacción no ha dado lugar a dudas: se empieza a descontar el inicio del tapering para el comienzo de 2018 y la subida de tipos para septiembre de ese año.
Y es que las palabras del banquero italiano cayeron como una losa sobre el dólar, que se ha depreciado un 1,7% frente al euro y ya se sitúa en mínimos de marzo de 2015.