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2016 cierra un año repleto de fantasmas y deja vía libre a un mercado alcista

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El arranque del año 2016 fue el peor de la historia de las bolsas, con caídas que nunca antes se habían visto en los índices más importantes de Europa y Estados Unidos en los primeros días de ejercicio. Sin embargo, termina de forma totalmente distinta, con las bolsas estadounidenses cerca de máximos históricos, y la promesa de crecimiento económico, al menos moderado. Ya son dos años consecutivos de caídas para el Ibex, entre otros índices... ¿Llegará la reestructuración alcista en 2017?

El temor de los inversores tuvo su fundamento en la posibilidad de que el mundo viviese una recesión, desencadenada por las devaluaciones del yuan que China estaba llevando a cabo, por segunda vez en apenas seis meses. Un yuan débil auguraba problemas para los fabricantes de todo el mundo, que debían bajar sus precios para poder competir con los productos made in China.

A esto se sumaba la crisis del petróleo, que en aquel momento tonteaba con los 30 dólares y sufría un retroceso de más del 75% en apenas 17 meses. El crudo barato todavía podía empeorar más el problema deflacionista, mientras en Europa el Banco Central Europeo luchaba a capa y espada contra este fantasma, con el programa de compra de deuda. Además, la caída de las materias primas provocó la repatriación de enormes cantidades de dinero de las bolsas mundiales, hacia sus países emergentes de origen.

Para dar lugar a la tormenta perfecta, se sumaron las dudas sobre la solvencia de la banca italiana que arrastraron al sector a ser el más bajista de Europa. Todo ello llevó a Ecotrader, el portal de inversión por técnico de elEconomista, a bajar drásticamente su exposición a bolsa, hasta el entorno del 20% de la cartera. Ahora, casi 12 meses después, parece que el mundo ha olvidado, al menos de momento, la posibilidad de ver una recesión global, por lo que Ecotrader ha elevado ahora su exposición a renta variable hasta dejarla en el 81% de la cartera.

Un ejemplo es la última encuesta a gestores que elabora el gigante estadounidense Merril Lynch, dedicado a ofrecer servicios de inversión. En el sondeo de diciembre los gestores de fondos encuestados han aumentado sus expectativas de ver crecimiento económico durante 2017; el 57% cree que la economía mundial avanzará, frente al 35% de noviembre. Esto ha llevado a olvidar los sectores más defensivos de la bolsa, centrándose en empresas más ligadas al crecimiento económico.

No sólo los gestores de fondos son ahora optimistas. Las casas de análisis que recoge Bloomberg y han lanzado sus previsiones sobre esto también apuntan a un crecimiento saludable para la economía mundial: de media estiman que el PIB del planeta avanzará a un ritmo del 3,1% en 2017, para seguir creciendo al 3,3% el año siguiente. Para 2016 las estimaciones se mantienen en el 2,8%. La previsión más pesimista que recoge Bloomberg considera que el mundo crecerá un 1,7% en 2017 y un 2,1% en 2018.

Cronología del miedo...

Con China y su contagio deflacionista en el punto de mira, las perspectivas no eran nada alentadoras el pasado mes de enero. Pocas semanas antes, varios fondos estadounidenses que invierten en deuda de alto riesgo habían echado el cierre por la oleada de órdenes de venta que habían recibido; los inversores temían que tuviese lugar una racha de impagos entre empresas de la industria petrolera, una circunstancia a la que se sumó, a principios de febrero, el run run de salida de petrodólares del mercado. Desde RBS explicaban entonces que la entrada de dinero de los países productores de materias había caído hasta 200.000 millones en 2015, desde los 800.000 millones de dólares que entraron en 2012. Esto explicaba el fuerte aumento que vivió la correlación entre el precio del oro negro y las bolsas mundiales.

El miedo a la deflación y al estancamiento económico hizo que el Banco Central Europeo ampliase en marzo su programa de compras de deuda, añadiendo a su cesta 20.000 millones cada mes, que podrían ser utilizados para adquirir bonos corporativos, algo que hasta ese momento no estaba incluido en los estímulos. Todo esto hizo que las bolsas cerrasen el primer trimestre de 2016 con caídas, del 8% para el EuroStoxx 50 y el Ibex 35; EEUU se comportaba mejor, con subidas en torno al 1% para el S&P 500 y el Dow Jones, mientras el Nasdaq 100 tecnológico perdía más de un 2%.

Desde ese momento hasta el Brexit -24 de junio- no hubo grandes cambios en las cotizaciones de los índices europeos y de EEUU, a pesar de que esos dos meses y medio estuvieron marcados por la volatilidad. Durante ese trimestre ya se empezó a perder el miedo a una nueva devaluación del yuan, y el petróleo recuperó más de un 70% desde los mínimos del año, a pesar de la incapacidad de la OPEP de llegar a un acuerdo en el mes de abril para recortar la producción. El mercado ya se fijaba en el referéndum para el Brexit y en las elecciones estadounidenses como los dos próximos eventos a vigilar para saber en qué dirección se podrían mover las bolsas, un enfoque que demostró no estar equivocado.

...Y del optimismo

Y es que el 24 de junio Gran Bretaña dio una sorpresa mayúscula a los mercados. En contra de lo que vaticinaban las encuestas, Reino Unido votó de forma mayoritaria por abandonar la Unión Europea. Las reacciones no se hicieron esperar y los bajistas se apoderaron de la renta variable mundial, provocando, en el caso del Ibex 35, la caída diaria más pronunciada de toda su historia, con más de un 11%. Igualmente, la libra se desplomó hasta niveles que no visitaba desde 1985 en su cruce contra el dólar.

Sin embargo, el pánico no era más que una señal de compra, como se hizo patente con la decisión de incrementar el peso de la bolsa en Ecotrader, al menos, para reforzar el mensaje de que no había que vender. Desde aquellos mínimos, la bolsa española experimentó un rebote del 22,3% mientras que el EuroStoxx 50 hizo lo propio un 22%. Mejor fue el comportamiento de las principales plazas de EEUU, que se fueron a buscar sus altos del año. Aunque para ello necesitaban otro impulso: las elecciones.

Las encuestas volvían a fallar y el candidato republicano, Donald Trump, salía victorioso en los comicios del 8 de noviembre. Lejos de lo que anticipaban las casas de análisis, el temor no se apoderó de los mercados y se tradujo en la que posiblemente ha sido la mayor reconversión de carteras desde Lehman. Y es que, las promesas del presidente electo afectarían a la bolsa pero creaban otras oportunidades, por ejemplo, en firmas poco endeudadas, ya que su intención de incrementar el gasto público se haría notar en la inflación y podría desembocar en una aceleración del incremento de los tipos de interés, una realidad que para Europa algunos analistas ya atisban para 2018. Es por ello que la banca estadounidense ha sido una de las grandes beneficiadas con el Trumpazo, mientras que las expectativas de ver un aumento en la inflación en Europa, y los primeros rumores de una posible subida de tipos por parte de Mario Draghi en los próximos años, ha supuesto una ayuda para el sector financiero de la eurozona.

Con la nueva realidad del mundo, hasta las materias primas se han convertido en una nueva oportunidad para el próximo ejercicio, con el incremento de infraestructuras al que se enfrentará Estados Unidos. Al menos así lo cree Goldman Sachs, que aconseja sobreponderar por primera vez en cuatro años.

Todo ello ha coincidido con el primer acuerdo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y otros países no miembros, entre los que se incluyen Rusia, Brasil o México, entre otros, para reducir la producción. Algo que se salda con una rebaja de 1,2 millones por parte de la OPEP, y casi 600.000 barriles por parte de los productores ajenos a la Organización. Esta resolución ya lleva a la Agencia Internacional de la Energía a indicar que no sólo ha llegado el fin de la sobreoferta de crudo, sino que en la primera mitad del próximo año faltarán 600.000 barriles diarios para poder cubrir la creciente demanda. Con estas medidas, los dos barriles de petróleo cotizan por encima de los 50 dólares.

Como ha venido pasando en el año y se vaticina para el próximo, el riesgo político también ha hecho acto de presencia en el último mes, con el referéndum en Italia que se saldó con la caída de su primer ministro, Matteo Renzi. Sin embargo, al país transalpino se le ha mirado más por los rescates y ampliaciones de capital de sus grandes bancos para sanear un, todavía sospechoso, sistema bancario.

El último evento ha sido la subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal. La entidad que preside Janet Yellen, además, ha incrementado en una décima el crecimiento del PIB de EEUU, hasta el 1,9% en 2016, al mismo tiempo que lo ha mantenido en el 2% para el próximo ejercicio, señal de que la Fed no espera una recesión a la vuelta de la esquina.

De hecho, si se atiende a las perspectivas que mantiene el consenso de mercado recogido por FactSet para el EuroStoxx 50, también se atisba un periodo positivo para la economía: los beneficios de las empresas que recoge este índice crecerán un 100 por cien desde 2015 hasta 2018: el año pasado ganaron 105.000 millones de euros en conjunto, y para 2018 se espera que consigan superar los 211.000 millones, una perspectiva que descarta cualquier posibilidad de recesión.