El Banco de Inglaterra (BoE) puso toda la carne en el asador para hacer frente a las consecuencias del Brexit al puro estilo del BCE. Mario Draghi ha creado tendencia y la prueba es que su homólogo en la institución británica, Mark Carney, anunció un programa de compra de deuda corporativa de 10.000 millones de libras.
El 10 de marzo, el BCE dio un paso sin precedentes al comprometerse a financiar directamente a las compañías europeas comprado bonos emitidos en euros. El objetivo era y sigue siendo reactivar la inflación y estimular la economía real interviniendo en todos los frentes. Un camino que, ahora, sigue el BoE.
El equipo de analistas de Bank of America Merryn Lynch advirtió en las horas previas a la reunión de la Comisión de Política Monetaria del banco central británico que "lo peor que podría suceder en los próximos meses es que los estímulos no funcionaran", por lo que no era prudente dejarse medidas en el tintero.
Y no lo hizo. Rebajó el precio del dinero al 0,25%, su mínimo histórico, amplió su plan de compra de deuda pública en 60.000 millones de libras, anunció otra dotación de 100.000 millones libras para prestar a los bancos y, para asegurarse que no defraudaba, puso en marcha el programa dedicado a la deuda corporativa, que comenzará a aplicar a mediados de septiembre.
Pero, ¿qué empresas se beneficiarán de estas compras? El universo de bonos corporativos al que se enfrenta el BoE es de 150.000 millones de libras de 150 emisores. Dentro de este caladero se encuentran "aquellos activos con grado de inversión emitidos por compañías no financieras en libras y que lleven en el mercado secundario un mes o más, a excepción de las emisiones que excedan los 100.000 millones de libras", resumen desde Citi.
Además, Mark Carney introdujo un matiz revelador: "Deben ser bonos de empresas contribuyan notablemente a la economía de Reino Unido". Según estas condiciones, Citi pone en duda que el universo alcance los 150.000 millones, pero destaca que el programa "alentará las emisiones en libras" y favorecerá que "los inversores más perjudicados se interesen por otros activos de las empresas".
"Un 38% de los bonos 'elegibles' son de utilities", asegura Aengus McMahon, analista de ING, quien señala, además, que compañías que proveen servicios públicos "como las alemanas E.ON y RWE o la francesa EDF" encajan en el requisito más indefinido: la contribución a la economía del país, aunque no sean británicas.
El equipo de expertos de Bank of America of Merryl Lynch coincide en esta valoración entre el grupo de utilities que se verán beneficiadas a la inglesa Western Power (no cotizada). También incluye a la farmacéutica GSK, a la cadena de supermercados Wal-Mart, a la industrial General Electric y a las telecos Orange -sobre la que existe una estrategia en Ecotrader- y AT&T.
En el parqué, ninguna de estas compañías recibió el nuevo programa de compra de bonos corporativos con excesivo entusiasmo, pese a que Bank of America of Merryl Lynch considere que es un impulso "alcista". Sí agradecieron el resto de estímulos, por el contrario, algunas de las compañías más castigadas en la bolsa de Londres tras el Brexit: las aseguradoras Aviva y Prudential, la financiera Berkeley, el banco HSBC o la aerolínea EasyJet.