De su experiencia al frente del Real Madrid, Florentino Pérez debe saber bien que, cuando el equipo contrario ataca a tumba abierta, replegarse en torno a la portería propia puede ser una buena opción para mantener la ventaja. Esta táctica ultradefensiva, conocida en el argot futbolístico como cerrojazo, se asemeja a la postura que ha adoptado el también presidente de ACS ante la durísima acusación que Per Johansson, gestor del hedge fund Bodenholm y ex de Fidelity, lanzaba el pasado 3 de diciembre sobre la inexactitud de los estados contables publicados por la constructora.
"Ha exagerado sus ganancias, tiene deudas ocultas y problemas de gobierno corporativo: sus acciones deberían valer un 40% menos", afirmó el fondo de alto riesgo según recoge Bloomberg. Un golpe que ACS ha encajado recurriendo a la negación sin apostar por la transparencia, lo que, de momento, ha sido suficiente para conservar el favor de los analistas pero no tanto para cortar la hemorragia en bolsa, donde sus acciones pierden un 15% y su capitalización se ha reducido en cerca de 1.500 millones de euros.
"Según la compañía, todas las acusaciones carecen de fundamento", explicaba Banco Sabadell tras la reunión de urgencia con analistas convocada por la propia constructora tras conocer las acusaciones de Bodenholm. "Restamos importancia a las declaraciones y vemos el recorte sufrido por la cotización como una oportunidad de entrada", continúa la entidad catalana. "Creemos que los argumentos del hedge fund no son suficientes para justificar que la valoración debería de corregir un 40%", incide Caixabank.
Una postura que comparte de forma general el conjunto de firmas de inversión que siguen la cotización de sus títulos. El consenso de mercado no solo mantiene sobre sus acciones la recomendación de compra sino que se lo ha mejorado ligeramente desde el 3 de diciembre. Por el contrario, las casas de análisis sí que han rebajado, de media, el precio objetivo en el que valoran a ACS en bolsa, aunque apenas lo han hecho en un 1%: de los 34,9 euros en los que veían las acciones de la constructora de cara a los próximos 12 meses, a los 34,4 euros en los que lo hacen ahora. Esto significa que, después de las caídas, cuentan con un potencial alcista de aproximadamente un 30%.
"La fuerte caída de ACS en el parqué refleja las preocupaciones por las cuentas y el efecto de contagio de la quiebra de Abengoa en el sector de la construcción y, concretamente, en empresas apalancadas", reflexiona José Ramón Ocina, analista de NMAS 1, quien detalla que, en su opinión, "no hay exageración en los ingresos" presentados por la compañía y resta importancia a los "pasivos que pudieran estar ocultos", los que relaciona con "el déficit de financiación de su plan de pensiones en Alemania y entendemos que la mayor parte de este déficit se debe a los bajos rendimientos actuales de los bonos".
Ocina sí admite el deterioro del fondo de maniobra de la constructora, "ésta ha sido una de nuestras principales preocupaciones con respecto a ACS en los últimos años", comenta, aunque matiza que "ha tomado las medidas adecuadas para solucionar este problema y que los resultados ya son evidentes en las cifras del tercer trimestre". La conclusión del analista de NMAS 1 es que "las caídas del precio de sus acciones son una oportunidad para comprar".
El consenso de analistas considera que el beneficio neto de la constructora crecerá un 5% en los dos próximos años, desde los 720 millones de euros que ganó en 2014 a los 760 que se espera que gane en 2016, mientras que estima que reducirá su apalancamiento a 1,3 veces al cierre del presente ejercicio desde las 1,6 veces que su deuda era su ebitda (beneficio bruto de explotación) en 2014.