Buscar

Luces y sombras de la economía que marcan el paso a la Fed

A. Barbaresi
18/09/2013 - 19:07 | 20:21 - 18/09/13
Más noticias sobre:

Analizamos la evolución en el tercer trimestre de datos claves del mercado laboral, la industria, el consumo interno, el PIB, la confianza y los precios en el país. Estadísticas con poder para alterar la hoja de ruta del banco central.

La marcha de la economía estadounidense es lo que ha provocado que finalmente la Reserva Federal (Fed) haya dejado sin cambios su vigente plan de estímulos, el famoso QE3. Así, seguirá destinando 85.000 millones de dólares mensuales a comprar activos y mantener la liquidez en el mercado.

La institución vigila con lupa la evolución de muchas estadísticas que son más o menos importantes a la hora de tomarle el pulso a la recuperación. Y muchas de ellas muestran que esa recuperación aún no es sólida.

Vamos a repasar la evolución que han tenido, a dos semanas de cerrar el tercer trimestre, algunas de las cifras que componen la foto del estado actual de la primera economía del mundo.

Actividad industrial

La producción manufacturera está siendo el gran caballo de batalla de los que defienden que la economía estadounidense está dando los pasos adecuados hacia la recuperación. A falta de ver qué sucede con el dato de septiembre, las últimas cifras que ha arrojado el ISM manufacturero, la principal referencia a la hora de tomarle el pulso a la industria americana, fueron mejores de lo esperado.

De hecho, en julio el índice superó la barrera de los 50 puntos, que se considera que marcan la frontera entre la contracción y el crecimiento de una economía. Y en agosto superó incluso la barrera de los 55 puntos, apoyado en sorpresas mayúsculas como la que dio Nueva York, que contra todo pronóstico se disparó de 47 a 67,8 puntos. Una cota no vista en dos años y que además supone la mayor subida mensual registrada en las dos décadas en las que se lleva publicando este dato.

Empleo

Sin duda, si hay algo clave en la decisión de seguir o no estimulando la economía es la evolución del mercado laboral. Ya lo dijo la Fed claramente: el carpetazo definitivo del QE3 llegará cuando la tasa de desempleo del país caiga al 6,5%. De momento, esta cifra ha caído del 7,6 al 7,3% desde que comenzó el verano. Tanto en agosto como en septiembre se situó una décima por debajo de lo que esperaba el consenso. Son buenas noticias, pero no conviene ni mucho menos lanzar las campanas al vuelo.

Hay que tener en cuenta que los cambios en nóminas no agrícolas, estadística que mide la contratación real de las compañías americanas (excluyendo el sector agrícola), no está dando tantas alegrías. Para muestra, la cifra de agosto, que se esperaba que repuntara de 162.000 a 180.000 y finalmente quedó en 169.000 nuevos puestos de trabajo.

Vivienda

El sector en el que comenzó la crisis, cuando en el año 2007 se registraron las primeras quiebras de hipotecas de alto riesgo, es uno de los más intensivos en publicaciones de estadísticas. Permisos de construcción, ventas de viviendas nuevas y de segunda mano... Una amalgama de números con sus caras y sus cruces.

Por un lado, las cifras de ventas han arrojado resultados dispares. Las de viviendas de segunda mano fueron menores de lo previsto en julio, pero en agosto repuntaron inesperadamente hasta rozar los 5,4 millones de acuerdos. Las de viviendas de nueva construcción han tenido justo el comportamiento contrario.

Por otro, tanto los permisos para nuevas construcciones como los inicios de esas obras han arrojado cifras peores de lo esperado. Sin ir más lejos, hoy hemos sabido que en agosto se solicitaron 918.000 permisos, mientras que se esperaba que la cifra aumentara de los 943.000 de julio a 950.000. Lo curioso es que el martes conocimos que la confianza de los constructores americanos está en niveles no vistos desde hace 8 años, una buena noticia que inclina la balanza más del lado positivo para la industria.

Confianza

Hablando de confianza, el estado de ánimo de los agentes del mercado es otra de las referencias clave. No en vano, en los tiempos de la quiebra de Lehman Brothers, se hablaba precisamente de una 'crisis de confianza'. Llevado al terreno nacional, que las pymes registren buenos datos de confianza o que los consumidores muestren niveles altos de 'comodidad' puede ayudar a anticipar mejoras en la contratación o las ventas de los minoristas.

El dato de confianza que elabora la Universidad de Michigan, uno de los más populares a la hora de medir el grado de optimismo, lleva unos meses yendo de menos a más. Los datos adelantados, que se publican a mediados del mes en cuestión, están decepcionando, hasta el punto de que hace unos días supimos que en el mes de septiembre el indicador cayó a los 76 puntos, cuando se esperaba que se mantuviera en los 82 actuales. Veremos si, como ha sucedido en las últimas ocasiones, el dato definitivo acaba batiendo las previsiones.

Consumo

La demanda interna de un país como EEUU, que tiene más de 316 millones de habitantes, es otro buen termómetro que ayuda a medir la salud de la economía real. Las ventas al por menor son la principal estadística para medir el consumo de los estadounidenses, pero están sujetas a distorsiones de sectores como la energía o el automovilístico, que supone un 20% del total.

De momento, a falta de que llegue el Black Friday (jornada posterior al Día de Acción de Gracias, que da arranque a la temporada navideña y supone la entrada en beneficios de muchos retailers), las cifras anticipadas mes a mes han quedado por debajo de lo previsto.

PIB

La cifra de Producto Interior Bruto es otra de las grandes bazas que apoyan la retirada de los estímulos.

Tras el ligero traspié de julio, cuando el crecimiento pisó un poco el freno, del 1,8 al 1,7%, en agosto remontó de forma inesperada hasta el 2,5% anualizado. Y se espera que en septiembre siga escalando, esta vez hasta el 2,7%.

Inflación

Mientras que el principal mandato del Banco Central Europeo (BCE) es vigilar la inflación, en el caso de la Fed el control de precios no es su único objetivo. Pero una de las razones que podría llevar a eliminar los estímulos con mayor celeridad sería que se disparara la inflación, y de momento no está sucediendo. De hecho, aunque en sólo dos meses, entre mediados de junio y mediados de agosto, el IPC repuntó del 1,4 al 2%, en septiembre el avance del coste de la vida volvió a pisar el freno, y se situó en el 1,5%, por debajo de lo estimado.