La recuperación de las bolsas estaba apoyándose sobre tres grandes pilares. Por un lado, en la fortaleza del euro, que logró recuperar el nivel de los 1,28 dólares, una cota que parecía inexpugnable desde el mes de mayo. Por otro, la evolución de las materias primas como el cobre, cuya evolución nos puede dar pistas acerca del crecimiento a nivel mundial. Y por último, en los resultados empresariales, que están batiendo todas las expectativas al otro lado del Atlántico. Alcoa, Intel y JPMorgan son ejemplos de ello. Pero lo que ha tumbado al mercado a media sesión no ha sido otra cosa que la expectativa a largo plazo y ésta lleva por apellido economía real.
Salvando los buenos resultados empresariales de las grandes compañías norteamericanas, que sirven de sostén al mercado en el corto plazo, la mirada de los inversores está puesta más allá. Estados Unidos está mandando señales nada optimistas sobre lo que se puede avecinar en los próximos meses, y el temor a una doble recesión late en las paredes de los principales parqués mundiales.
El dardo de la institución monetaria dio de lleno en la diana del mercado hace un día. La Reserva Federal recortó su previsión de crecimiento para la primera economía del mundo en 2010 del 3,2-3,7% hasta el 3-3,5% por ciento. Además, por primera vez nombró la palabra maldita en sus actas: deflación.
Más allá de lo que anticipa la Fed para los próximos meses, el mercado ya tiene entre manos datos actuales sobre la economía estadounidense? y peores de lo esperado. Uno de ellos se conoció ayer: las ventas minoristas cayeron por segundo mes consecutivo y más de lo esperado, poniendo una cruz de nuevo sobre el consumo en EEUU y, por ende, sobre el sector de la distribución, que podría ver afectados sus resultados en los próximos trimestres. Hoy la puntilla vino de la mano del índice manufacturero de Nueva York, que registró en el mes de junio la mayor caída en un año.
Si busca en el ranking de las mayores compañías estadounidenses, probablemente no obtendrá ni rastro de Family Dollar, pero no por ello ha de pasar desapercibida. Ha sido la primera compañía del sector de la distribución que ha presentado resultados, y aunque los ha superado con nota, la previsión que lanzó para el próximo trimestre queda muy por debajo de las previsiones que manejaban los analistas. Por eso, el mercado tiene un ojo puesto en las cuentas de gigantes como Wal Mart, a la que por cierto, los expertos ya han rebajado la previsión de beneficio para este año. El siguiente paso a los malos datos macroeconómicos será ver si comienzan a tener impacto en las cuentas de las compañías.
Otra idea que no deja de mascullar el mercado es que el declive sufrido por el euro frente al dólar en lo que va de año y el hecho de que muchos países europeos continúen sufriendo en su camino hacia la recuperación económica pueda poner la zancadilla final a las compañías estadounidenses. La gran expansión internacional de los gigantes americanos que en otro tiempo sirvió para ensalzarlos es ahora su principal problema. Sobre todo, a los más expuestos a la economía europea.